Loyola de Palacio: una mujer formidable
La Voz de Galicia
José Manuel Romay Beccaría
Publicado en La Voz de Galicia el 8 de enero de 2007
EL PASADO 13 de diciembre nos dejó para siempre Loyola de Palacio. Sólo con pronunciar su nombre sabía toda España de quién estábamos hablando. No era preciso invocar los altos cargos que había desempeñado ni hacer referencia a su militancia partidista para que todos la pudiéramos identificar. Un privilegio que sólo consiguen los grandes de verdad.
Yo quisiera resaltar su vinculación con Galicia. Su relación con nuestra tierra se remonta a su infancia, pues desde niña sus estancias en Abanqueira, uno de los lugares más bellos de nuestra incomparable ría de Arousa, se repetían varias veces al año. Soy testigo de excepción de la ilusión con que venía aquí a recuperar fuerzas cuando su trabajo en el Ministerio de Agricultura la llevaba, incansable, a los límites de la extenuación.
Su presencia en Galicia se multiplicó en los casi 26 años de gobierno de Fraga. Su relación con el fundador de nuestro partido era de filiación y de enorme admiración en lo político y de casi filiación en lo afectivo. No podíamos concebir los del PP unas elecciones en Galicia sin una presencia importante de Loyola en nuestro trabajo, en sesiones multitudinarias con miles de ganaderos o pescadores, en encuentros entusiastas con nuestros jóvenes, en foros de trabajo con profesionales de distintos ámbitos o en mítines entrañables en pequeños municipios rurales. Y en las horas decisivas del recuento final era inevitable la presencia de Loyola al lado de Fraga para compartir con él la alegría de los triunfos o para ayudarle a sobrellevar los sinsabores de la «victoria insuficiente» cuando ésta llegó.
Tuve la honra y la fortuna de formar parte con ella del primer Gobierno del presidente Aznar y de sentarme a su lado en el Consejo de Ministros. Nuestra estrecha relación como antiguos militantes de nuestro partido, vinculados también por una común interpretación de nuestra ideología, se acrecentó durante nuestra convivencia en el Gobierno. En aquellos años seguí muy de cerca sus batallas legendarias en defensa del aceite de oliva español, del incremento de los fondos comunitarios para la agricultura y del mayor aumento de la cuota láctea conseguido nunca antes para Galicia y su sentido de la justicia la llevaron a destinar a nuestra tierra la mayor parte de esa nueva cuota. Los ganaderos gallegos lo saben, se lo expresaron en múltiples ocasiones y es de justicia recordarlo en estos momentos, cuando ella nos deja y el sector pasa momentos bien difíciles. Como vicepresidenta de la Comisión, el más alto cargo alcanzado por ningún español en Europa, allí se ganó el respeto y la admiración de todos, desempeñando sus altas responsabilidades con brillantez y eficacia.
En plenitud de vigor físico, de capacidad intelectual, con una riquísima experiencia y un envidiable activo de conocimientos en relación con las cuestiones más complejas e importantes del quehacer político, y cuando para todo el PP era, sin perder su envidiable sonrisa y la sencillez de su atuendo, uno de nuestros valores más reconocidos y estimados, Dios se la ha querido llevar. El dolor de los que compartimos sus ideas y la conocimos, admiramos y quisimos ha sido casi infinito. El reconocimiento y el afecto que recibió de todo el mundo, incluso de sus adversarios políticos, nos ha emocionado y llenado de orgullo. Muchas gracias a todos. Que Dios le dé lo que ella bien mereció.
José Manuel Romay Beccaría - ex ministro, ex presidente del Consejo de Estado, miembro del patronato de FAES y dirigente del PP.