Cinco anécdotas de
Conocí a
Aún en la oposición le tocó enfrentarse a José Borrell, actual presidente del Parlamento europeo, y uno de los socialistas más obsesos del anticlericalismo. En tono paternalista, y supongo que algo machista, se puso a recriminar a Loyola. “No diga usted mentira, que es pecado y luego tendrá que confesarse”. A lo que Loyola respondió: “A usted se le conocían muchas inclinaciones, pero la inclinación clerical es nueva”. Los rumores que corrían sobre Borrell en aquel tiempo, supongo que falsos, provocaron la carcajada de
Cuando el PP llega al poder, Los nuevos ministros entran en el salón del Consejo de Ministros. Loyola luce la correspondiente cartera de responsable del Ministerio de Agricultura. Se dirige a un viejo amigo del partido, por más señas periodista, y le dice:
-¡Coño, felicítame!
A lo que el aludido respondió:
-¿Estás segura?
Como ministra se dejó caer por Bruselas cuando arriesgaban los ataques de agricultores franceses a camioneros en España, mientras la policía gala miraba hacia otro lado o colaboraba con los bandidos. Se llevó una caja de fresas de Huelva y ofreció un soberbio ejemplar al ministro de Agricultura francés. Ante la renuencia inicial de ése a probar tan sabroso fruto, a punto estuvo Loyola de metérselo en la boca.
Más tarde se marchó de vicepresidenta primera a
Cuando al poco de llegar a la capital comunitaria le preguntaron cuál era su política para el parlamento, respondió: suprimir una de sus dos sedes (Bruselas y Estrasburgo). No pudo hacerlo, pero hubiera resultado una medida verdaderamente revolucionaria.
Otra característica de Loyola era su austeridad. En Bruselas vivía en un hotel y al final alquiló un apartamento… que compartía con su hermana Ana, entonces ministra de Exteriores.
En Energía, tuvo claro desde el primer momento que el problema era Francia, que ni liberalizaba ni privatizaba sus gigantes energéticos, especialmente la nuclear EDF. No pudo doblarle el pulso a los franceses –tarea prácticamente imposible-, pero hoy todo el mundo sabe que el problema de la energía europea era, y es, París. Tanto en Energía como en Transportes, nadie tuvo una visión tan paneuropea como esta patriota española, que nunca soportó a los nacionalistas vascos.
Seis años atrás le hice una entrevista para un semanario. Me había citado en el Aeropuerto de Bilbao. Llegó acompañada de un pequeño séquito. Por la pista del aeródromo pude contemplar el siguiente espectáculo : una comitiva se aproximaba hacia la sala de autoridades, formada por tres hombres perfectamente trajeados y dos señoras vestidas de alta costura y que milagrosamente conseguían que ni se les moviera un cabello del regular tocado. Todos ellos rodeaban a una figura embutida en una gabardina-Colombo (que, por cierto, tenía un agujero que hubo que tapar en las fotografías). Pues bien, la de la gabardina, era la vicepresidenta de
Pasó un año y me tocó verla en Madrid, en
Rajoy no se portó bien con De Palacio, porque la consideraba un rival peligroso. Una tontería, porque las críticas internas nunca le han llegado de los habitáculos de
Cuando, en la mañana del lunes, la vicepresidenta primera del Gobierno Zapatero, habló de que Loyola era “una mujer extraordinaria” tuve la sensación de que a la fallecida no le hubiera gustado la denominación. Hubiese preferido que hablaran de “persona extraordinaria”. Nada más lejos del feminismo excluyente que Loyola de Palacio. El amazonismo le parecía una solemne tontería.
Eulogio López