31 diciembre 2006

ERES NUESTRO ROBLE

y seguiremos contigo -------------------------------

El Foro de Ermua

Todo el cariño, el respeto y el reconocimiento del Foro Ermua a la memoria de Loyola de Palacio

Se nos ha marchado una mujer excepcional. De entre los hombres y mujeres de la Transición política Loyola fue uno de los puntales en la búsqueda de la verdad y en valor. Como ciudadana vasca ha estado de pie a las duras y a las más duras, defendiendo la Constitución y el Estatuto de Autonomía y arropando a los dañados y a los familiares de quienes iban cayendo. Como ciudadana europea ha brillado como ninguna otra mujer española en las instituciones de la Comunidad Europea. Como mujer ha luchado 56 años por acercarse a la vida buena.

En el Foro Ermua la hemos tenido con nosotros siempre, en todos nuestros actos de reivindicación cívica y de solidaridad con las víctimas del terrorismo.

Se nos ha ido Loyola de Palacio pero nadie nos la arrebatará de nuestra memoria y de nuestros corazones. Gracias por toda tu vida, Loyola. Nuestra gratitud también a los familiares y compañeros políticos de Loyola porque también vosotros tenéis que ver con su éxito como mujer y luchadora ejemplar por la libertad.

Foro de Ermua

Fuente: Hispanidad

30 diciembre 2006

DAREMOS TODAS LAS BATALLAS

PORQUE ESTÁS CON NOSOTROS

Homenaje desde la Unión Europea


La Unión Europea (UE) ha lamentado la muerte de la que fuera vicepresidenta de la Comisión, Loyola de Palacio, a los 56 años de edad víctima de un cáncer, recordando de ella que era “una europea comprometida”.

La UE se unió el jueves 14 de diciembre para rendir homenaje a Loyola de Palacio, considerada “el mejor ejemplo de lo que España ha hecho por Europa”, según el presidente de la Comisión Europea, José Manuel Durao Barroso. Durao Barroso aludió a la “desaparición de una gran amiga”, una mujer que representa “el mejor ejemplo de lo que España ha hecho por Europa”.

Antes de que se iniciara una cumbre de la UE, el presidente de la Comisión expresó la “profunda emoción” que le causó esta “gran pérdida humana”.

Loyola de Palacio “estuvo trabajando por la UE la semana pasada en la oficina de Madrid” y ello “es la mejor prueba de su dedicación”, aseguró Durao Barroso, quien dijo haber escuchado “varias veces” la opinión de la ex responsable comunitaria, a la que lo unía una “relación de amistad sincera”.

Los comisarios europeos de Transporte, Jacques Barrot, y Energía, Andris Piebalgs, que ejercen las que fueron carteras de Loyola de Palacio, también lamentaron este jueves la pérdida de una “europea comprometida”.

“Mujer de convicción, europea comprometida, Loyola de Palacio marcó a la Comisión Europea”, estimó Barrot, quien saludó su “energía y coraje”. “Con Loyola de Palacio, Europa pierde una dirigente visionaria, una mujer de consensos y una europea convencida”, dijo de su lado Andris Piebalgs.

Loyola de Palacio, que fue ministra española de Agricultura con el PP y vicepresidenta de la Comisión Europea, murió el miércoles en Madrid a los 56 años de edad a consecuencia de un cáncer, informaron los medios españoles.

De Palacio fue ministra de Agricultura, Pesca y Alimentación en el primer gobierno José María Aznar, de mayo de 1996 a abril de 1999.

Tras ser elegida diputada del Parlamento Europeo en junio de 1999, al que iba como cabeza de lista del Partido Popular (PP), un mes más tarde fue nombrada vicepresidenta de la Comisión Europea, encargada del Transporte y la Energía.

De Palacio ocupó su puesto en la Comisión Europea hasta 2004.

Loyola de Palacio, que desde octubre de 2004 fue la presidenta del Consejo de Política Exterior del PP, era hermana de Ana Palacio, la ministra de Asuntos Exteriores del segundo gobierno Aznar (2000-2004).

También Francia elogió la acción de Loyola de Palacio y recordó que gracias a ella la UE hizo “grandes progresos” en “sectores claves”.

Loyola de Palacio “puso su determinación y su fuerza de convicción al servicio de Europa”, dijo el ministro francés de Asuntos Exteriores, Philippe Douste-Blazy, en un comunicado.

“Gracias a ella la Unión Europea realizó grandes progresos en los sectores claves de la energía y de los transportes, de los que fue responsable en el seno de la Comisión Europea entre 1999 y 2004″, agregó el ministro francés.

29 diciembre 2006

LOYOLA Y ASTURIAS

La Fundación reúne a jóvenes profesionales asturianos que ...
La Nueva España - Asturias,Spain
... Y cita como ejemplo el protagonismo de la fallecida Loyola de Palacio, en su época de comisaria de la Energía de la Unión Europea, en las ayudas al carbón ...

28 diciembre 2006

Esta batalla también la daré



"Esta batalla también la daré"
Cuando hizo público ese comentario pocos días después de enterarse de su fulminante enfermedad, Loyola de Palacio no hizo sino reafirmar la que ha sido su principal cualidad a lo largo de su vida: la lucha hasta el final por sus ideales y convicciones.

Loyola y los símbolos

Loyola y los símbolos(leer más)
El Correo Gallego -
El entierro de la gran mujer y gran política Loyola de Palacio nos hizo recordar lo que desde siempre venimos señalando con tanta frecuencia, la necesidad ...

26 diciembre 2006

El Foro Ermua recuerda a Loyola de palacio


El Foro de Ermua ha alabado la "dedicación", "eficacia", "discreción" y "solidaridad" para con las víctimas del terrorismo que siempre la caracterizó: "Se nos ha ido Loyola de Palacio pero nadie nos la arrebatará de nuestra memoria y de nuestros corazones.
Gracias por toda tu vida, Loyola".

25 diciembre 2006

La mejor ministra española recordada por FEV

Loyola de Palacio, la ministra del vino (leer más)
El Mundo Vino -
El mundo del vino español, a través de la Federación Española del Vino (FEV), ha recordado y homenajeado en estos días navideños a Loyola de Palacio, ...
Loyola de Palacio, defensora del sector vitivinícola español (leer más) AgroInformación (Comunicados de prensa)

CLAVES Y DATOS era de LOYOLA

Claves y Datos (leer más)

Allí aparece:

"Claves y Datos, esta humilde sección de la página web del Partido Popular, fue ideada y puesta en marcha por Loyola de Palacio. Loyola, la gran mujer que se ha marchado dejándonos desolados. Loyola, la trabajadora incansable, la política entregada, la compañera leal, plena de iniciativas, de proyectos, de ilusiones, de afanes".
......................
Los artículos los tenemos en los archivos de esta blog.

23 diciembre 2006

"LOYOLA" por su hermana Ana Palacio (ABC)


Loyola

LOYOLA. Loyola, sin más, porque ella sola llenaba un nombre. Un nombre que se ha desbordado en lágrimas; en pesar por su pérdida. En marea de respeto espontáneo. Un auténtico fenómeno social. Un nombre que, con su muerte, han hecho suyo tantos españoles, tantos europeos, como referente de valores.

Desde la compleja complicidad que entretejió nuestras vidas, estos días me ha venido reiteradamente a la memoria una anécdota que hoy cobra un significado simbólico.

Mi recuerdo se ancla en una tarde en que, como tantas veces, hacíamos los deberes después del colegio compartiendo mesa, y yo protestaba ante la letanía de un «rosa, rosa, rosam, rosae, rosae, rosa» que Loyola se esforzaba en memorizar, en voz alta y a zancadas por la habitación. Empezaba con el latín, luego tenía diez años.

La estoy viendo, larguirucha todavía entonces, con un halo de fragilidad que en su época adulta pocas veces afloraba, y que volvió a ella en el momento de su muerte. Supongo que en parte para amainarme, me pidió que le ayudara dándole la réplica en unos versos que tenía que aprender. En aquellos tiempos, y en particular en el Liceo Francés en el que ambas nos formamos, el sistema educativo marcaba énfasis en la memorización de textos, sobre todo prosa literaria y poesía, que solía dar lugar a representaciones cortas, entremeses de aficionado sobre la tarima, con el encerado de fondo y nuestros compañeros de clase como público; ejercicios de retórica que tanto nos ayudaron a superar las dificultades que hablar en público conlleva, y que nos han proporcionado un rico bagaje de citas para acompañar la vida (cuántas veces al recodo de alguna intervención o incidente en el Parlamento Europeo, Loyola desde su asiento de vicepresidenta de la Comisión, se giraba en dirección a mi escaño, y en el movimiento de sus labios, entre dos sonrisas, podía yo leer el fragmento de Moli_re, Montaigne, Lope o Unamuno que también a mí me había venido a la memoria).

Se trataba aquel día, pues, de unos versos de Lafontaine: «Le Chêne et le Roseau» (El roble y el junco), sin duda una joya de entre sus fábulas. -«Tú hazme de junco, que yo soy el roble». Y al contraluz del atardecer, con su falda gris tableada y los brazos en cruz en metáfora de frondosas ramas («Cependant que mon front, au Caucase pareil,/ Non content d´arrêter les rayons du soleil,/ Brave l´effort de la tempête» -Mientras mi frente, semejante al Caucaso,/ No se contenta con detener los rayos del sol,/ Sino que arrostra la furia de la tempestad-), Loyola desgranaba verso tras verso, con los tropiezos lógicos: -«tout me semble... Ana, ¿qué viene después? Pero dime sólo una palabra...» que le hacían apretar los puños y subir el volumen de la voz.

Aprovechando las interrupciones, le pregunté insistentemente por qué se había pedido ser el roble, cuando el roble lo acababa arrancando el viento («Du bout de l´horizon accourt avec furie/ Le plus terrible des enfants/ Que le Nord eût portés jusque-là dans ses flancs./ (...) Et fait si bien qu´il déracine/ Celui de qui la tête au Ciel était voisine/ Et dont les pieds touchaient à l´Empire des Morts» -Del fondo del horizonte acude con furia/ El más terrible de los hijos/ Que el viento jamás llevó en su seno/ (...) Y termina desarraigando/ Aquel cuya cabeza al Cielo alcanzaba/ y cuyos pies se hundían próximos al Imperio de los Muertos-.

Loyola parecía no escucharme, hasta que, aprendido el fragmento, con amago de reverencia de fin de función ante su invisible público, y en tono no exento de desafío, me espetó un «es que yo, en la vida, quiero ser roble», antes de desaparecer, supongo que rumbo a la cocina pues para entonces ya era hora de cenar.

Ha sido roble. Y la tempestad del cáncer nos la ha desarraigado. Y el fenómeno social al que estamos asistiendo, los numerosos actos en homenaje de Loyola organizados desde el común en los más diversos puntos de España y Europa, las miles de personas que espontáneamente acuden a rendirle reconocimiento, responden con la clarividencia inexorable del pueblo, con la profunda sabiduría colectiva, a cada uno de estos símbolos.

Loyola se vio inmersa súbitamente en la terrible experiencia que es el cáncer. Y se adentró en ese viaje iniciático con la firmeza que la caracterizaba (desde Houston llegó, rotundo, su «esta batalla también la daré»). Y en su travesía de Ulises, corta pero cuán intensa, soportó soles abrasadores y pociones sin fin en su gesta por vencer a Circe. Y bajó a la morada de Hades. Y durante la singladura, su alegría de vivir (sin lugar a dudas uno de los rasgos destacados de su carácter) suplió el haber recibido del Rey de los Vientos la bolsa que los contiene todos, excepto el que a Ítaca lleva.

Loyola ha pasado así a simbolizar la experiencia del cáncer, tan presente en nuestra sociedad actual, ese viaje al que muchos nos hemos visto abocados y que, vivido como ella, saca lo mejor de nosotros al enfrentarnos a nuestros límites -los conocidos y los que nunca imaginamos-, a nuestros temores y a nuestras creencias, a nuestras certezas y a nuestras dudas. Loyola es hoy el cáncer vivido en plenitud, de frente, sin aceptarlo como estigma. Erguida como el roble.

El otro venero profundo que ayer afloró en el multitudinario homenaje de la Almudena tiene que ver con ese «erguida como el roble» que caracterizó su tránsito por la vida, y en particular la vida política.

En Loyola tirios y troyanos reconocen hoy la valentía en la defensa de las ideas y los ideales, ese no dejarse llevar por las lentejuelas de los sondeos de opinión que en más de una ocasión la situó en incómodas posiciones minoritarias. Loyola es hoy símbolo de coherencia: una trayectoria que no varió en sus fundamentos desde su bautizo político cuando, pocos días después de la muerte de Franco, participó en un programa en la televisión francesa sobre la España del futuro. Y reconocen su idea clara de España, de la España plural a cuya Euskadi ella se identificaba (en la familia, vascos pero no euscaldunes, Loyola fue la primera en aprender la lengua que tanto la unía con la tierra). Del lugar de España en Europa, del ser europeo de España, desde la rabia infantil de aquel Liceo Francés en donde tantas veces escuchábamos que Europa terminaba en los Pirineos.

Y la opinión pública, el pueblo, en este reconocimiento, dejan aflorar un confuso pero intenso sentido de carencia, pues bajo el aparente hedonismo de nuestra sociedad, existe una sed profunda de certezas, de arraigo, de referentes, de España. Porque oscura pero determinadamente sabemos que este común que somos, que conforma España, es depositario en la historia del sentido de nuestra vivencia personal.

Así, Loyola, es ya hoy y para siempre el roble que enraizado en el Imperio de los Muertos alza su copa en el cielo que los colectivos humanos reservan sólo a los mejores.
ANA PALACIO

Leer en Fuente original: ABC

22 diciembre 2006

Manuel Fraga y con él Galicia rezan por Loyola

Fuente: EL MUNDO (leer más)

Loyola de Palacio (leer más)



Con motivo de este funeral, oficiado por el cardenal arzobispo de Madrid, Antonio María Rouco Varela, el nuncio, Manuel Monteiro de Castro y dos religiosos amigos de la familia De Palacio, el altar de la Catedral de la Almudena se engalanó con centros de rosas blancas y una gran cruz formada por las mismas flores.

Durante la Eucaristía, cuyas lecturas corrieron a cargo de Manuel Fraga, Rouco Varela definió a De Palacio como "amante de su tierra vasca, abierta siempre, y generosamente, a las inquietudes y tareas comunes de España y Europa. Era una mujer valiente, animosa y perseverante en sus afanes".

Campana amadrinada por Loyola de Palacio

Se da la circunstancia de que la catedral de la Almudena, cuenta con una de sus campanas amadrinada por Loyola de Palacio. Se trata de una de las cuatro campanas de la catedral, bautizada bajo el nombre de 'Santa María de la Flor de Lis', que fue fundida en abril de 1999 en un taller de Caldas de Reis. Fue un obsequio de los gallegos residentes en Madrid.

La fundición tuvo lugar en la pequeña aldea de Badoucos, en la parroquia rural de Santa Mariña de Arcos de la Condesa, siguiendo el método artesanal que en la familia Ocampo se viene transmitiendo de padres a hijos desde 1630. Pesa tonelada y media y contó con Loyola de Palacio como madrina, cuando acababa de ser nominada como cabeza de lista del PP al Parlamento Europeo.

Políticos y amigos se despiden de Loyola de Palacio en un funeral ...
Funeral por Loyola de Palacio en la Catedral de la Almudena de Madrid
Funeral en Madrid por la ex ministra Loyola de Palacio

Todos estamos con la familia de Loyola De Palacio

Emotivo funeral en memoria de Loyola de Palacio
ABC -
El funeral en memoria de Loyola de Palacio se convirtió en un sentido homenaje en el que su familia, compañeros de partido y muchos ciudadanos anónimos ...

"Se trató de una ceremonia emotiva, cantada en su mayor parte gracias a los buenos oficios de un coro vasco, que vivió su momento de mayor intensidad cuando el cantante Alberto Cortez, del que Loyola de Palacio era muy amiga, entonó su conocida canción «Cuando un amigo se va». No faltaron otros instantes, también peculiares, como cuando el organista interpretó el himno nacional y se escuchó algún «Viva España».

«una voluntad que no se doblegaba ante el terror», además de su sentido de la solidaridad y de la «búsqueda del bien común». «Valiente, perseverante, fiel a los suyos y desprendida», fue otros epítetos que le dedicó el oficiante, asistido, entre otros, por el nuncio de Su Santidad el Papa, monseñor Manuel Monteiro de Castro.

Pero Rouco Varela también tuvo una ayuda inestimable de los sobrinos pequeños de Loyola de Palacio, que pidieron a sus padres que «trabajen por recordar la memoria y el espíritu de la tía Loyola» e hicieron una apelación «por España y por Europa y para que todas las instituciones fomenten la unidad y la concordia y los derechos fundamentales de todos». El contenido de esta intervención da idea de que se puede preparar otra generación familiar dedicada a la cosa pública.

21 diciembre 2006

Homenaje a Loyola del PP de Galicia

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Vídeo emitido no VII Congreso de Novas Xeracións de Galicia en homenaxe a Loyola (more)

Homenaje a Loyola de Palacio

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Video proyectado en la Junta Directiva Nacional de NN.GG. en homenaje a la fundadora

Europa y España lloran a Loyola de Palacio


Prodi, Solbes y la cúpula del PP acudirán al funeral por Loyola de ...
Libertad Digital -
LD (Agencias) Romano Prodi, quien acude a título particular, fue presidente de la Comisión Europea mientras Loyola de Palacio era la vicepresidenta de la ...
La campana Santa María de la Flor de Lis de la que es madrina y que fue fundida en Badoucos (Caldas, Galicia) en donde tiene su plaza...

-nos unimos a las oraciones de su familia y amigos-


LOYOLA Y LA ALMUDENA

Un gran amigo de Loyola ha escrito esta breve nota pensando en el funeral de hoy en La Almudena:
2006

Un luminoso día de abril de 1999, en un taller de Caldas de Reis se fundió una campana muy especial. Se trataba de la bautizada con el nombre de “Santa María de la Flor de Lis”, advocación madrileña poco conocida que, como sus tres hermanas fundidas anteriormente, estaba destinada a dar su voz a la Catedral de la Almudena. Las cuatro campanas, todas ellas con advocaciones marianas, fueron un obsequio de los gallegos residentes en la capital de España en agradecimiento a la cordialidad y hospitalidad con que Madrid les ha acogido siempre.

La fundición tuvo lugar en la pequeña aldea de Badoucos, en la parroquia rural de Santa Mariña de Arcos de la Condesa, siguiendo el método artesanal que en la familia Ocampo se viene transmitiendo de padres a hijos desde 1630. Si cualquier fundición de este taller constituye un espectáculo, la de esta campana fue impresionante no sólo porque pesaba más de tonelada y media sino porque tuvo una madrina excepcional, Loyola de Palacio.

Loyola, que acababa de ser nominada cabeza de lista en la candidatura del PP al Parlamento Europeo, retrasó su entrada en campaña para, como ella decía, poder estar “en campana”. Ocho meses después las cuatro campanas se estrenaron en la Almudena repicando jubilosamente en una solemne ceremonia presidida por Monseñor Rouco y en la que Loyola ocupó un lugar muy especial.

La “Santa María de la Flor de Lis” volverá hoy a sonar fuerte y claro aunque ahora en señal de duelo, con la tristeza de doblar por Loyola pero al mismo tiempo con la enorme alegría de saber que su madrina ha alcanzado ya la plenitud de la Vida.

Joaquín Domínguez

Sevilla, 21 diciembre de 2006

Hoy en Madrid...

Rouco Valera oficiará funeral de Loyola de Palacio hoy en la Catedral de la Almudena

-allí estaremos-

Una mujer única

LA CARTA DEL DIA

Córdoba, Navidad y Loyola de Palacio

La muerte repentina de la que fuera ministra de Agricultura, Pesca y Alimentación, además de vicepresidenta de la Comisión Europea, me ha llenado de consternación.

Conocí a doña Loyola de Palacio un día frío de invierno, tal como hoy, más o menos, en la tarde noche, hace ahora diez años, exactamente, en el interior del Patio Principal de Carruajes en el Palacio de Viana.

Recordando que, en el mes de mayo de 1996, José María Aznar en su primer mandato había considerado oportuno nombrarla ministra, hizo su primera visita a Córdoba en este mismo mes de diciembre, antes de Navidad.

Por la mañana temprano recibí en casa una llamada telefónica de la Presidencia de la entidad que es hoy Cajasur, y de su presidente don Miguel Castillejo Gorraiz , tal como era habitualmente su costumbre, para solicitar mis servicios de informador turístico. Llegada ya la comitiva de la ministra al Palacio tras la amable y cordial bienvenida que le dispensaron las autoridades, tanto civiles como militares de Córdoba, el propio presidente me presentó a doña Loyola y comenzamos un breve paseo por el palacio, visitando primero la parte baja como es de rigor y la alta a continuación.

De entre todas las piezas importantes del mismo, la ministra se fijó fundamentalmente en el cuadro de la Adoración de Pastores del italiano Lucas Jordán , también llamada Fa Presto , por su corta estatura y que como recordó la ministra trabajó en España atraído por el Monasterio de San Lorenzo de El Escorial, donde a petición del último Rey de los Austrias, Carlos II , pintó al fresco en la bóveda principal de los claustros la Gloria de Dios.

Finalizada la visita al palacio, después del consabido refrigerio alimenticio de merienda-cena, en un pequeño autobús nos dirigimos a la Mezquita-Catedral.

He de hacer constar que, en la interpretación que habitualmente suelo dar del edificio islámico, presentado no solamente como un templo, un museo arqueológico o una joya arquitectónica simplemente, sino como un Palacio de Justicia y la Universidad más antigua de Europa, me sorprendió gratamente que la ministra dijera que eso ya lo había afirmado Tomás de Aquino , nuestro Santo Tomás en el siglo XIII. Igualmente, me lamenté que en el 1992, es decir, cuatro años antes, Córdoba había querido ser Capital Cultural de Europa y que Madrid nos ganó la partida. Ella dijo entonces que Córdoba debería intentarlo de nuevo. Luchando siempre por ganar, porque: "Solo se pierden las batallas que no se dan".

Al finalizar el recorrido, recuerdo, se emocionó vivamente cuando entramos en el crucero catedralicio, totalmente iluminado. Serían cerca de las diez de la noche, y en el belén expuesto, desde hace muchos años ya, tal como hoy mismo se puede ver, en la Mezquita fundacional de Abd-al Rahman I , se escuchaba el villancico de Adestes Fideles . Después de esta primera visita, la he vuelto a acompañar con el famoso comisario Fishler , con su hermana Ana y con su gran amigo Ginés Liébana . Y hoy, posiblemente, vuelva a escuchar otra vez Adestes Fideles , aunque en esta ocasión no sea ya en la Catedral de Córdoba.

Luis Recio Mateo. Historiador

Córdoba

20 diciembre 2006

Y Loyola... (no) dijo adiós



-ESTHER ESTEBAN-

diciembre de 2006.

Sólo dos semanas antes de que nos dijera adiós hablé con ella telefónicamente. Me dijo que había pasado lo peor, incluso se permitió bromear sobre las secuelas físicas que estaba dejando en su aspecto físico la enfermedad innombrable. Me dijo que su salud era delicada pero que en ella se estaba obrando el milagro, "los médicos hablan de resultados sorprendentes, casi milagrosos" y que tal como nos prometió antes de partir a Houston "esta batalla también pensaba ganarla". La vi tan esperanzada, tan fuerte, tan corajuda, tan como siempre, que la propuse que comiéramos juntas en el restaurante Blanca de Navarra, en la madrileña avenida de Brasil donde solíamos citarnos de vez en cuando un grupo de amigas -mujeres periodistas- para cambiar impresiones sobre la situación política. No concretamos el día pero si la fecha aproximada, justo la semana que viene, aprovechando que ella se encontraba en Madrid para celebrar con su familia las navidades. "Brindaremos con un buen vino por ese milagro", le dije en la despedida y ella bromeó, como siempre, sobre mi escaso paladar por los caldos más refinados. "Sí, Esthercita, pero lo elijo yo porque con ese raro placer que sientes por los vinos blancos amariconados nos aguarás la fiesta".

Recibí la noticia de la muerte de Loyola participando en una tertulia nocturna de radio y reaccioné con la incredulidad de quien se niega a aceptar una mala noticia y huye de ella como de un mal sueño. Se agolparon los recuerdos inconexos de cómo llegamos a hacernos amigas a través del periodismo y la política, las pasiones que ambas compartíamos. Primero fueron las entrevistas, siempre apresuradas, pero intensas y polémicas, siempre abordando la más rabiosa actualidad y concluyendo con su queja sobre mi obsesión por obtener certeros titulares y su insistencia en el valor de la pedagogía política. Después vinieron las confidencias, las charlas en el Parlamento, bien analizando ese reglamento y esas complicadas leyes -que ella sabia de memoria y al dedillo y yo me sentía incapaz de interpretar-, bien hablando de su tierra y la mía, de la casona familiar de Markina y mi refugio de Toledo, que afortunadamente pudo conocer. Fueron muchas las campañas electorales, las tomas de posesión, las celebraciones por sus logros políticos que iban conformando su currículo de infarto, los lamentos por los fracasos electorales que ella solía afrontar con un sentido crítico mientras otros trataban de endulzar sus responsabilidad.

Su pasión por la cosa pública, su sentido de la lealtad, su valentía, su convicción democrática y europeista inquebrantable, su altura de miras por encima de las pequeñas miserias partidistas eran tales y las defendía con tal firmeza y pasión que yo solía tomarla el pelo afirmando que le venía como anillo al dedo ese apelativo de "Monja Alférez" con el que sus adversarios la habían bautizado para agredirla y que ella había convertido en un chascarrillo de denuncia contra el machismo agazapado y vergonzante que sigue existiendo en nuestro país.

Loyola ha sido una mujer de rompe y rasga de esas que no tenía pelos en la lengua, que decía verdades como puños fuera quien fuera su interlocutor y por duras que fueran las circunstancias. Era firme en sus planteamientos pero tolerante y respetuosa con sus contrincantes en la arena política, era sincera, clara y directa, perfectamente consciente de la sutil pero importantísima línea que separa el halago fácil y la adulación de la franqueza y la sumisión de la lealtad. Loyola podría ser perfectamente el prototipo de una generación de mujeres que ha ido rompiendo moldes a golpe de fortaleza, trabajo incansable, voluntad y una buena dosis de incomprensión. No fue madre, pero ejerció la maternidad con sus seis hermanos, cuando la suya murió. Ha sido una política con letras mayúsculas pero su verdadero cum laude lo tenía como persona. Para mí fue la excepción de la regla una de las escasísimas políticas a la que siempre consideré amiga.

Descansa en paz querida Loyola.

Ojala que desde donde estés quienes seguimos en este lado merezcamos tu respeto.

Funeral por Loyola de Palacio en la Catedral de la Almudena de Madrid

EFE | EUROPA PRESS

MADRID.- Numerosas personalidades del mundo de la política nacional y europea se han reunido en la Catedral de la Almudena de Madrid para despedir a la ex ministra de Agricultura y ex comisaria europea Loyola de Palacio en un funeral que llenó el templo.

Las casi mil plazas de aforo de la Catedral de la Almudena no fueron suficientes para acoger a la multitud que se unió a la familia De Palacio para dar el último adiós a la presidenta del Consejo de Política Exterior del PP fallecida el pasado 13 de diciembre en Madrid a causa de un cáncer.

Entre los asistentes destacaba una nutrida representación de sus compañeros durante su etapa en la Unión Europea, como Romano Prodi, primer ministro de Italia, Franz Fischer, ex comisario de Agricultura; Mario Monti, ex comisario europeo de Competencia; Marietta Giannakou, ministra griega de Educación, y Jaques Barrot, comisario europeo de Transportes.

Por otro lado, la cúpula del PP al completo, entre los que destacan José María Aznar, Mariano Rajoy, Esperanza Aguirre, Alberto Ruiz-Gallardón y Rodrigo Rato, acudió al funeral para mostrar su apoyo a la familia que, visiblemente emocionada, estaba encabezada por Ana Palacio, ex ministra de Asuntos Exteriores y que sufre la misma patología que su hermana.

En representación del Gobierno asistieron Pedro Solbes, vicepresidente y ministro de Economía, y Miguel Angel Moratinos, titular de Exteriores. Al igual que Enrique Múgica, Defensor del Pueblo o Cristina Alberdi, ex dirigente socialista y presidenta del Consejo Asesor contra la Violencia de Género de la Comunidad de Madrid.

Con motivo de este funeral, oficiado por el cardenal arzobispo de Madrid, Antonio María Rouco Varela, el nuncio, Manuel Monteiro de Castro y dos religiosos amigos de la familia De Palacio, el altar de la Catedral de la Almudena se engalanó con centros de rosas blancas y una gran cruz formada por las mismas flores.

Durante la Eucaristía, cuyas lecturas corrieron a cargo de Manuel Fraga, Rouco Varela definió a De Palacio como "amante de su tierra vasca, abierta siempre, y generosamente, a las inquietudes y tareas comunes de España y Europa. Era una mujer valiente, animosa y perseverante en sus afanes".

Loyola de Palacio falleció el pasado 13 de diciembre tras cinco meses de ardua lucha contra el cáncer y fue enterrada dos días después en el panteón que la familia tiene en la localidad guipuzcoana de Deba.

Campana amadrinada por Loyola de Palacio

Se da la circunstancia de que la catedral de la Almudena, cuenta con una de sus campanas amadrinada por Loyola de Palacio. Se trata de una de las cuatro campanas de la catedral, bautizada bajo el nombre de 'Santa María de la Flor de Lis', que fue fundida en abril de 1999 en un taller de Caldas de Reis. Fue un obsequio de los gallegos residentes en Madrid.

La fundición tuvo lugar en la pequeña aldea de Badoucos, en la parroquia rural de Santa Mariña de Arcos de la Condesa, siguiendo el método artesanal que en la familia Ocampo se viene transmitiendo de padres a hijos desde 1630. Pesa tonelada y media y contó con Loyola de Palacio como madrina, cuando acababa de ser nominada como cabeza de lista del PP al Parlamento Europeo.

19 diciembre 2006

Calle Loyola de Palacio


En Molina de Segura, Murcia, la corporación municipal ha decidido poner una calle con el nombre de Loyola de Palacio.

En breves días les diremos la fecha de la inauguración, resaltamos el hecho de que el primer sitio de España en el que tiene su plaza es en Badoucos, en Galicia, en su Galicia.

Como dice un amigo de ella y con él, el resto, ¡viva LOYOLA!

FUNERAL POR DOÑA LOYOLA DE PALACIO

AVISO CAMBIO LUGAR DEL FUNERAL

LA EXCELENTISIMA SEÑORA

Dª LOYOLA DE PALACIO DEL VALLELERSUNDI

EX VICEPRESIDENTA DE LA COMISION EUROPEA Y EX MINISTRA DE AGRICULTURA

GRAN CRUZ DE ISABEL LA CATOLICA. GRAN CRUZ DE CARLOS III.

GRAN INSIGNIA DE HONOR EN ORO CON CORDON AL MERITO POR LA REPUBLICA DE AUSTRIA.

OFICIAL DE LA LEGION DE HONOR DE LA REPUBLICA FRANCESA

FALLECIO EN MADRID

EL DIA 13 DE DICIEMBRE DE 2006

HABIENDO RECIBIDO LOS SANTOS SACRAMENTOS

D.E.P.

SUS HERMANOS, LUIS MARIA, ANA, FERNANDO, ITZIAR, JOSE MARÍA Y URQUIOLA; HERMANOS POLÍTICOS, ANA FERNANDEZ RIERA, CORO ZABALA, PILAR CARRASCAL Y JAVIER ARRIEN; TIOS, PRIMOS, SOBRINOS Y OLIVIA TEJEDOR.

RUEGAN UNA ORACION POR EL ETERNO DESCANSO DE SU ALMA Y AGRADECEN LA MULTITUD DE MUESTRAS DE RESPETO Y ADMIRACION A LA DIFUNTA, ASI COMO DE INTERES Y CARIÑO HACIA LA FAMILIA.

EN CONSECUENCIA EL FUNERAL, ABIERTO A CUANTOS QUIERAN PARTICIPAR, TENDRA LUGAR EL PROXIMO JUEVES 21 DE DICIEMBRE, EN MADRID, A LAS VEINTE HORAS, EN LA CATEDRAL DE SANTA MARIA DE LA ALMUDENA (CALLE BAILEN).

Como ministra de agricultura (ASAJA)

Loyola de Palacio como ministra de agricultura

Secretario general de ASAJA de Castilla y León

14 Diciembre ´06- Hay en las hemerotecas de la prensa agraria no pocas críticas de ASAJA y particularmente mías a la que fue ministra de Agricultura, Loyola de Palacio, durante el ejercicio de su función. Críticas propias de quienes no tienen ataduras políticas y ejercen su obligación de exigir siempre más a quien gobierna para el colectivo al que representan. Dicho esto, es justo reconocer que en la etapa de Loyola de Palacio se sentó en la mesa del Consejo de Ministros, representando al campo español, una persona con sobrada capacidad, con reconocido espíritu de trabajo, y con influencia tanto en el partido político que sustentaba el Gobierno, el Partido Popular, como en el propio presidente José María Aznar. A diferencia de situaciones actuales, Loyola mandaba en el ministerio, ponía a su equipo y lo hacía trabajar, y era responsable de lo bueno y de lo malo que se decidía en Atocha, pues no era títere de nada ni de nadie.

Quizás ya nos quede lejos esa reforma de la PAC del 2000 de la que fue protagonista en la negociación, y de donde siempre vino con más dinero que en la etapa anterior, justo lo contrario de lo que ocurre ahora. Afrontó la crisis del sector lácteo consiguiendo un incremento de cuota lechera para España sin precedentes en este tipo de negociaciones, y frenó intentos de reforma de algunos sectores en los que España se jugaba mucho, reformas que la Comisión tuvo que dejar para mejores momentos. No sé si su estilo de negociar es el mejor para conseguir cosas en Europa, pero lo cierto es que a ella le funcionó. Loyola de Palacio mantuvo unas buenas relaciones como ministra con los consejeros de Agricultura de las diferentes comunidades autónomas, y si algún pero se le puede poner es que tratara en muchas ocasiones peor a los de casa que a los oponentes políticos. Tampoco fue difícil la relación con las organizaciones agrarias, aunque en esta materia se limitó a llevar una línea continuista con sus antecesores y que han seguido, quizás con peor estilo, los que le han sucedido. En su etapa de Comisaria allanó no pocos caminos a Arias Cañete, y a buen seguro su anterior trayectoria agrarista dejó impronta en una Comisión en la que cada uno va a lo suyo y a lo de su país.

Loyola de Palacio, en su calidad de diputada por Segovia, mantuvo una relación muy estrecha y de desmesurado apoyo a la COAG, a la COAG del fallecido Gregorio de la Fuente, algo que nunca llegó a entender quien tanto la admiraba, el también fallecido Manuel Sanz Gil, presidente regional de ASAJA, con el que tuve la fortuna de compartir todas las responsabilidades en la organización. La influencia de Loyola fue decisiva para que el Partido Popular abriese en Castilla y León la puerta a no pocos cargos públicos locales con reconocida militancia en la COAG, y se le apoyase sin tapujos en diferentes provincias cuando se celebraron elecciones a Cámaras Agrarias.

Loyola de Palacio era cabezota como ella sola. Se empeñó en cuestionar los nuevos regadíos de León, algo de lo que sabemos bastante Demetrio Espadas, Jaime Lobo, José Valín y yo mismo. No le pude perdonar que dejase el ministerio sin admitir que León necesitaba las infraestructuras de riego en Payuelos, y que tuviera que ser el soriano Jesús Posada quien arreglase el entuerto y pusiese los cimientos para que el día de hoy se estén poniendo tuberías.

Es de justicia reconocer, tras su lamentable fallecimiento, el esfuerzo y dedicación de Loyola de Palacio para con un sector como el agrario, en el que un político poco puede lucirse, y donde se suelen llevar más sinsabores que alegrías. Pero quizás lo que haya que agradecer es que Aznar, cuando pensó en agricultura, pensó en una política que daba la talla, y que además era mujer. Descanse en Paz Loyola de Palacio.

Valladolid, 14 de diciembre de 2006

* José Antonio Turrado es secretario general de ASAJA de Castilla y León

18 diciembre 2006

El llanto de una hermana: Ana Palacio

Todos la quieren

Loyola: la mujer que siempre vivirá

image Cuando la conocí, y tras unas horas de reunión de trabajo, en cuanto estuvimos solas aprovechó para preguntarme: ... [Leer más]

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CARTA ABIERTA A LOYOLA DE PALACIO.


Querida Loyola:

Estos días se han dicho muchas cosas rememorando tu personalidad. Es verdad que ninguno de los adjetivos con los que se te ha descrito me ha resultado inapropiado para definir tu perfil de mujer pública, de política apasionada: firmeza, lealtad, trabajo, tesón, compromiso, rigor...

Todas esas cualidades son las que cualquiera que haya seguido tu carrera pública habrá podido percibir. No dicen de tí nada que no supiéramos. Pero nos ayudan a recordar lo que hemos perdido con tu muerte. Te apasionaba la política; y ponías toda tu sabiduría, todo tu empeño, lo mejor de lo que eras, en defensa de las cosas en las que creías. No dabas nunca ninguna batalla--por difícil que pareciera, o por pequeña que pudiera aparentar ser--, por perdida.

Sabías de la importancia que tiene lo simbólico en ese mundo de las tinieblas liderado por ETA. Por eso en las cuestiones que tienen que ver con los valores, siempre estabas alerta para defender las posiciones morales, éticas, prepolíticas. Nunca bajabas la guardia frente al terror y a sus cómplices. Tenías convicciones firmes; y las defendías con la cabeza y con el corazón.

Nos encontramos en la política europea; pero te conocí en la política vasca. Ahí sí que siempre fuiste--fuimos-- verdaderas cómplices. Es verdad que durante tu cargo de Vicepresidenta de la Comisión Europea, coincidiendo con la época en la que yo era portavoz de los socialistas españoles en el Parlamento Europeo, tejimos muchas complicidades en defensa de los intereses de España. Ambas sabíamos bien que los ciudadanos nos habían elegido para que les representáramos superando la sigla partidaria defendiendo todo aquello que fuera de interés de Estado. Y que estábamos en las instituciones europeas para defender la posición de España y para construir Europa. Nos entendimos bien, ¿verdad?

Pero como te decía, te conocí y te empecé a apreciar en tu verdadera dimensión humana en la política vasca. Que es política española y política europea; pero que tiene su centro de compromiso, su centro de atención, en Euskadi. Ahí sí que ponías siempre el corazón. Siempre estuvimos en la misma trinchera. Siempre estabas delante, allá donde hacía falta, respondiendo a la llamada de Basta Ya, de la Fundación para la Libertad... Presente en tantos funerales, en tantas manifestaciones, en tantos duelos, en tantos actos políticos de reivindicación de espacios de libertad. Te recuerdo encontrándonos en algún pasillo del Parlamento Europeo, tú apresurada, dirigiéndote hacia cualquier reunión internacional para hablar con tus colegas de Transportes, de Energía..., de las cosas que eran de tu competencia en la Vicepresidencia de la Comisión. Pero siempre te parabas y siempre hablábamos de "lo nuestro". A veces había buenas noticias; avances en la lucha contra el terror, en la implicación de Europa, en la batalla contra la impunidad de los cómplices. Juntas celebramos el Premio Sájarov para Basta Ya; juntas celebramos la firma del Pacto por las Libertades y contra el Terrorismo. Juntas constituimos, en un acto memorable, la Fundación para la Libertad.

Juntas también hemos llorado sin lágrimas después de demasiados atentados mortales. Nos llamábamos, muy brevemente, para darnos la noticia; y/o el pésame, cuando alguna de las dos estaba unida por lazos de amistad con las víctimas. Cuando teníamos alguna cuestión complicada de defender ante la Comisión Europea, que requería de esfuerzo y persuasión y -otra vez corazón-, lo hablábamos contigo. Y tú nunca defraudaste nuestra confianza.

Loyola, nunca tuvimos esa confianza de amigas, esa relación personal que lleva a las personas a hablar de libros, de cine, de cocina, de viajes. No; nunca hablamos de nada que no tuviera que ver con nuestro compromiso vital. Y no sé si hubiera sido posible, en otras circunstancias, construir una relación de otro tipo. Pero anoche, cuando supe que te habías muerto, sentí una pérdida que no tiene nada que ver con la ausencia política. He sentido dolor por la ausencia de la mujer, de la compañera. Y e he dado cuenta que las batallas que hemos librado juntas por los valores, por la vida, por la libertad de todos, me unieron a ti mucho más personalmente de lo que nunca pude pensar.

Lo he comprendido hablando el miércoles por la noche con un amigo. Me preguntó si te conocía mucho. Dije, "sí, bueno, mucho no... Fuimos candidata en el 99, encabezamos las listas del PP y PSOE, debatimos un par de veces en las teles, nos vimos luego en Bruselas y en Estrasburgo..." Pero según iba contestando a su pregunta me di cuenta que todo eso sólo reflejaba parte de la verdad, el envoltorio. Que nuestra complicidad como seres humanos tiene poco o nada que ver con esa coyuntura que hizo que nos encontráramos en Bruselas. Por eso he querido escribirte esta carta. Porque, como te he dicho antes, he comprendido que te encontré en un lugar, en un espacio político, determinado por la confrontación electoral. Pero que esa es la parte menos importante de lo que hemos vivido. Que mi respeto por ti está basado en los que hemos tratado de construir juntas en otro espacio, en aquel en que nos encontramos defendiendo nuestro compromiso con los valores democráticos. Me he dado cuenta, al saber que ya no estás, que donde te conocí, te respeté, te valoré, te sentí cómplice y compañera, fue luchando por la libertad de todos nuestros conciudadanos. Y que eso une a las personas mucho más que la ideología, que la procedencia social o que la historia personal.

Por eso con la noticia de tu muerte sentí la ausencia del gran ser humano que eras, Loyola. Porque tengo la certeza de que hemos perdido una gran combatiente. Porque sé que te echaremos en falta en las batallas que todavía tenemos que librar. Porque tú eras incansable, tenías convicciones firmes, tenías constancia, tenías paciencia. Te echaremos en falta por todo lo que eras; pero también porque vivimos tiempos difíciles, tiempos en los que hacen faltas personas como tú, decididas a propiciar el reencuentro, a darse la mano por encima de barreras ideológicas para combatir al único enemigo de la democracia que es ETA.

Loyola, has de saber que tu familia y tus amigos íntimos han de estar muy orgullosos de haber podido compartir contigo su vida. Yo sólo puedo decir, sencillamente, que me alegro de haberte conocido. Que admiro tu pasión, la firmeza de tus convicciones y el corazón que siempre pusiste en su defensa. Que considero que has sido un ser humano extraordinario, una gran mujer.

Loyola, allá donde quiera que estés, descansa en paz.

ROSA DÍEZ

17 diciembre 2006

NUESTRA LOYOLA

Nuestra Loyola

POR LAURA CAMPMANY

CONOCÍ a Loyola de Palacio en Bruselas, siendo ella vicepresidenta de la Comisión Europea. En aquellos años de su enérgico exilio, cada vez que mi padre venía a visitarme, llamaba a Loyola. Eran buenos amigos, de ésos que nunca se esquivan. Él solía invitarla a cenar en «Comme chez soi», pero no a solas, sino en familia. Ana les acompañaba cuando sus obligaciones se lo permitían, y mi madre, el euroyerno y servidora, lo mismo pudiendo que sin poder. En Madrid, se sumaban mis hermanos. También estamos todos en esta despedida.

Yo la admiraba desde hacía tiempo. Me atraen como imanes las personas nobles, honradas y capaces. Pero si encima son inteligentes, si te echan una mano en la cocina, si saben escuchar cuando les hablas y sólo se les nota que gobiernan el mundo en un leve chasquido de los párpados, entonces me cautivan para siempre. Con ella me ocurrió lo predecible. Que un buen día el respeto se convirtió en cariño. A su agenda, que casi le explotaba, le hizo un par de agujeros para oírme unas rimas. En eso, como en todo, era una reina.

Cuando me enteré este verano de su enfermedad, sentí el impulso de escribirle una carta. Sólo para pedirle que luchara con ganas. O para convencerla de la falta que hacía. O para que creyera en lo azul de un milagro. Y, bueno, simplemente que supiera que en todos sus problemas y quehaceres, desde mi poquedad de humilde funcionaria, la quería y la quiero. Porque aún estaba en flor para morirse, porque no era mujer para suspiros, nunca se la mandé. Me temo que ya es tarde para decirle nada. Y que a nuestra Loyola, nuestra amiga adorable, acaban de enterrarla como si hubiera muerto.

Enlaces sobre Loyola de Palacio

http://www.elmundo.es/elmundo/2006/12/14/obituarios/1166057820.html

http://www.elmundo.es/elmundo/2006/12/15/espana/1166192111.html

http://www.elmundo.es/elmundo/2006/12/14/videos/1166108821.html

De Palacio recibe la gran cruz al Mérito Civil a título póstumo
La Voz Digital (Cádiz) -
El Consejo de Ministros aprobó un real decreto por el que concede la Gran Cruz de la Orden del Mérito Civil, a título póstumo, a Loyola de Palacio del ...

Loyola, pasión al servicio de Europa
El Correo Digital (Álava) -
En septiembre de 1999 Loyola de Palacio asumía sus funciones como vicepresidenta de la Comisión Europea. Romano Prodi le encomendó las carteras de ...

Te echamos de menos


Loyola de Palacio, una política batalladora hasta el final

Actualizado viernes 15/12/2006 LUCÍA MÉNDEZ

MADRID.- Los curas y los psicólogos que atienden a los enfermos terminales suelen decir que las personas mueren igual que viven. Loyola de Palacio murió como vivió. A toda velocidad. Sin pararse ni un minuto. Sin darse pena. Sin flagelarse. Sin dejar que sus amigos le preguntaran los detalles de una enfermedad que la fulminó en apenas cinco meses. Sin parar de hablar de política, de la pesca, de los sobrinos, de la casa familiar, del bebé recién nacido de su hermana Urquiola, de Fraga, de Rato y de todos los demás.

Sin permitir que nadie le tuviera compasión, convencida hasta el último suspiro de que aún le quedaba mucha guerra que dar en los próximos años. Loyola de Palacio vivió y murió como lo que fue: una mujer valiente e intrépida. De haber nacido en otra época, Loyola habría sido aventurera o exploradora. A pesar de que llevaba la enfermedad en los genes, ella nunca se dio por aludida. Sufrió y temió por su hermana hasta que Ana venció al cáncer, pero por ella misma nunca tuvo miedo, aunque su madre murió muy joven de la misma enfermedad.

Siempre se sintió una mujer profundamente vasca, aunque nació en Madrid, y las mujeres vascas no flaquean. Ni siquiera cuando se notan, como ella, una tos de origen desconocido y fuertes dolores en la espalda, como le sucedió este verano mientras practicaba el submarinismo.

Loyola de Palacio del Valle-Lersundi nació en Madrid el 16 de septiembre de 1950 en el seno de una familia de origen aristocrático. Fue la mayor de siete hermanos, tres chicos y cuatro chicas, que siempre han sido una piña, a pesar de vivir desperdigados por medio mundo. Recibió una esmerada educación en el Liceo Francés, aunque la muerte la golpeó temprano. Cuando tenía 21 años le dijeron que su madre se iba a morir de cáncer de pulmón.

Y dos días después de cumplir 22, se convirtió ella misma en la madre de todos sus hermanos, al fallecer Luisa del Valle-Lersundi. "Alguien tenía que torear y me tocó a mí", recordaba años más tarde.

Loyola sentía una especial adoración por su padre. Un retrato de Luis María de Palacio, un hombre joven y atractivo, preside el comedor familiar de su casa de Madrid. Ella solía decir que tal vez nunca se casó porque no pudo encontrar un hombre como su padre. Y si tampoco nunca sintió la necesidad de tener hijos no fue solamente porque vivía casi como una aventurera, de avión en avión, de Madrid a Marquina o de Galicia a Nueva York. También fue porque sus hijos fueron sus hermanos desde la muerte de su madre. Años más tarde, los Palacio se quedaron también huérfanos de padre, y ello les unió si cabe aún más.

Primera presidenta de Nuevas Generaciones

La fiebre de la política prendió pronto en la licenciada en Derecho por la Universidad de Madrid. De la mano de Manuel Fraga, que siempre fue su segundo padre, se convirtió en la primera presidenta de Nuevas Generaciones de Alianza Popular, nombre que ella misma le puso a la organización juvenil del partido de la derecha española.

Aunque su verdadera carrera política comenzó cuando fue elegida senadora por Segovia en 1986. De Fraga aprendió a dedicar 24 horas sobre 24 a la actividad política. Ella, como él, era capaz de recorrer un recinto ferial en cuestión de minutos, mientras sus colaboradores apenas podían seguir su ritmo. "Dejar de fumar y correr un poco más". Loyola siempre fue una mujer de costumbres sanas, deportista, amante del desayuno con pan y aceite de oliva.

Como senadora por Segovia asumió el cargo con todas las consecuencias, algo que fue una constante en todos los sitios por donde pasó. Se compró una casa para vivir allí, igual que muchos años después se compró otra en Bruselas para vivir al lado del trabajo. Vivía los cargos a toda pastilla, igual que conducía su coche rojo a toda pastilla por las carreteras de la sierra y más de una vez tuvo algún disgusto por ello.

En el Senado revolucionó al grupo parlamentario y en las elecciones del 89 cambió de Cámara y fue elegida diputada. Muy bien relacionada con los jóvenes cachorros de AP, que en el año 90 se convirtieron en los principales colaboradores de José María Aznar cuando fue elegido presidente del PP, Loyola fue desde el principio una dirigente de confianza del nuevo líder.

Aunque su corazón político siempre latió al mismo ritmo que el de su gran amigo Rodrigo Rato. De la mano de quien era entonces el portavoz del Grupo Popular, Loyola se consolidó políticamente como una batalladora parlamentaria de primera clase contra el Gobierno de Felipe González. Si ella hubiera tenido que elegir un momento especialmente feliz de su carrera política, se habría quedado con aquella tenaz e implacable oposición que llevó a Alfonso Guerra a calificarla como la "monja alférez". La imagen nunca hizo justicia a esta mujer. Naturalmente que era una persona católica, pero nunca perteneció al Opus, como se dijo.

"¿Cómo voy a ser del Opus si me llamo Loyola?". Y sus colaboradores, que los tuvo no sólo de derechas sino también de otras tendencias políticas, puedan dar fe que también fue siempre una persona profundamente respetuosa con la vida de los demás. De hecho en su numerosa familia hay de todo y por su orden. Ella misma tenía una tendencia a la aventura que no se podía ver a través de sus clásicos trajes de chaqueta y de sus zapatos para andar cómoda.

Aunque cuando pasó al primer plano de la política, tanto sus hermanas como sus amigas le recomendaron cuidar eso que se llama 'look', Loyola despreció esas banalidades hasta el último día de su vida. Iba a la peluquería cuando no le quedaba más remedio y prácticamente nunca se maquillaba si no era por necesidades del guión.

Revolución en Agricultura

Tampoco se callaba nunca y además hablaba muy claro. Demasiado para el gusto de algunos de sus jefes políticos. Cuando el PP ganó las elecciones del 96, Aznar la nombró ministra de Agricultura y con ella llegó la revolución al Ministerio. Los dirigentes de las organizaciones agrarias esperaban a una mujer dura y facha, intratable, pero pronto se dieron cuenta de que la imagen no se correspondía con la realidad. Desde el Ministerio, defendió a capa y espada los intereses del aceite de oliva español batallando con el comisario Fischler, quien expresó su admiración por ella. Desde que el aceite de oliva les unió, nunca olvidó mandarle un ramo de flores por su cumpleaños. Se las tuvo tiesas asimismo con los italianos.

El aceite de oliva italiano, decía, es lo más parecido a lubricar motores de automóviles, pero qué bien lo venden los condenados. Los sacan a la venta en esos preciosos envases transparentes para que veamos una ramita de lo que sea en su interior. Y va la gente y pica. Como ministra, Loyola se encargó de que toda Europa conociera las virtudes del aceite de oliva español.

En 1999, debido a su exitosa gestión al frente de la cartera de Agricultura, Aznar decidió presentarla como cabeza de lista del PP a las elecciones europeas, lo que a ella le hizo poca gracia, aunque aceptó disciplinadamente. La lista que encabezaba ganó las elecciones y entonces comenzó su carrera política europea, que la llevó a la Comisión como vicepresidenta y comisaria de Transportes y Energía. También en Bruselas alucinaron con su vitalidad y su capacidad para presentar proyectos e ideas sin parar.

Los miembros de la comisión son testigos de la pasión con la que defendía sus posiciones. Pedro Solbes, su compañero de fatigas en esa época, puede dar testimonio de que Loyola llevaba todos los días a la mesa de la comisión su máxima política y personal: "La única batalla que no se gana es la que no se da".

Tal y como dijo su amiga Ana Pastor tras su muerte, Loyola de Palacio fue la mujer política española que llegó a un puesto más alto en las instituciones europeas. Varias publicaciones internacionales la incluyeron repetidamente en las listas de las mujeres más influyentes del mundo. En 2004 acabó su mandato y también el tiempo glorioso del PP en el poder.

'Sabes que no eras mi candidato'

> Loyola de Palacio siempre fue una mujer de partido. Nunca quiso desvincularse de la dirección, ni de las vicisitudes del PP, que seguía atentamente desde Bruselas. Durante la larga y espinosa carrera por la sucesión de José María Aznar, EL MUNDO la incluyó en la encuesta del Hipódromo que periódicamente se publicaba en estas páginas. Sinceramente, y no como otros, ella reconocía que le hacía ilusión figurar en esa lista. También a diferencia de muchos de sus compañeros de partido, decía lo que pensaba en voz alta, cosa que no la beneficiaba de cara al aparato del PP.

Por atreverse, se atrevió a lo que nadie. En la primera reunión del Comité Ejecutivo del partido tras la designación de Rajoy como líder, Loyola le dijo. "Sabes que no eras mi candidato, pero a partir de hoy me pongo a tus órdenes". La situación interna del PP tras la derrota del 14-M preocupaba a Loyola en sus últimos meses de vida. Por decirlo claramente, ni ella ni sus muchos amigos comprendían por qué la nueva dirección había prescindido de su experiencia.

Suele pasar en España que cuando alguien se muere, sólo se exaltan sus virtudes. Loyola también tenía defectos. Era terca como la que más. Pero ante todo era amiga de sus amigos y, sobre todo era una buena persona. Se ha ido tan rápido como se iba de las ferias y de los mítines, andando deprisa con pasos largos.

Seguramente, allá donde vaya seguirá andando igual de deprisa. Sus amigos la seguirán un poco más despacio y la acompañarán hasta el panteón familiar donde están enterrados sus padres cerca de la casa de Marquina, el lugar donde fue más feliz. Fiel a su máxima, libró también esta última batalla contra el cáncer, aunque no la ganó. En cinco meses apenas le dio tiempo a combatir. Descansa en paz, Loyola.


Loyola de Palacio del Valle-Lersundi nació el 16 de septiembre de 1950 en Madrid, donde falleció el miércoles 13 de diciembre.