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El funeral en memoria de Loyola de Palacio se convirtió en un sentido homenaje en el que su familia, compañeros de partido y muchos ciudadanos anónimos ...
"Se trató de una ceremonia emotiva, cantada en su mayor parte gracias a los buenos oficios de un coro vasco, que vivió su momento de mayor intensidad cuando el cantante Alberto Cortez, del que Loyola de Palacio era muy amiga, entonó su conocida canción «Cuando un amigo se va». No faltaron otros instantes, también peculiares, como cuando el organista interpretó el himno nacional y se escuchó algún «Viva España».
«una voluntad que no se doblegaba ante el terror», además de su sentido de la solidaridad y de la «búsqueda del bien común». «Valiente, perseverante, fiel a los suyos y desprendida», fue otros epítetos que le dedicó el oficiante, asistido, entre otros, por el nuncio de Su Santidad el Papa, monseñor Manuel Monteiro de Castro.
Pero Rouco Varela también tuvo una ayuda inestimable de los sobrinos pequeños de Loyola de Palacio, que pidieron a sus padres que «trabajen por recordar la memoria y el espíritu de la tía Loyola» e hicieron una apelación «por España y por Europa y para que todas las instituciones fomenten la unidad y la concordia y los derechos fundamentales de todos». El contenido de esta intervención da idea de que se puede preparar otra generación familiar dedicada a la cosa pública.