8-8-2004
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Ni en pleno mes de agosto a orillas del Mediterráneo se separa Loyola de Palacio de su teléfono móvil y de los periódicos, muchos de los cuales dedican sus portadas al alza sin precedentes del barril de petróleo y el impacto de este choque petrolero sobre las expectativas de remontada de la economía europea. La comisaria europea de Energía y de Transportes y vicepresidenta de la Comisión hace un paréntesis en sus vacaciones para propugnar sus recetas para aliviar la dependencia del «oro negro»: más eficiencia energética, apoyo a las energías alternativas y desarrollo de la energía nuclear, que, además, permitiría cumplir el Protocolo de Kioto.
-La escalada del precio del petróleo amenaza con perjudicar las expectativas de las economías europeas y lo peor es que parecemos impotentes ante estas derivas.
-Es obvio que la Unión Europea ni ninguno de los países consumidores controlamos esta situación. El mercado del petróleo es bastante imperfecto, opaco y muy sensible a la especulación. Aunque algunos países lo están pasando mucho peor que nosotros con esta subida, como Estados Unidos, que vive un momento muy sensible con la perspectiva de unas elecciones y cuando parecía que la economía arrancaba. En cambio a nosotros, el euro nos está protegiendo.
-¿Estamos ante una subida temporal o puede ser un choque duradero?
-Hay dos tipos de causas. Unas son estructurales: la recuperación de la economía estadounidense, que incide en un incremento de la demanda, y la fuerte demanda china. Por otro lado, se dan factores psicológicos ligados al riesgo político: Venezuela, con un referéndum complicado, Nigeria con una situación difícil, por no hablar de la situación de Yukos en Rusia o del conflicto en Irak. Sobre el panorama de fondo de un incremento de la demanda, las circunstancias políticas se están valorando de un modo que desemboca en precios tan altos. El mercado petrolero funciona de manera muy opaca y estará sometido por un buen tiempo a especulaciones. Se va a mantener por un buen rato la situación de volatilidad y perturbaciones.
-¿Y cómo podemos defendernos?
-La defensa que tiene Europa es, en primer lugar, seguir mejorando la eficiencia energética. Ya hemos mejorado enormemente respecto de la crisis petrolera de los años 70. En segundo lugar, mediante la diversificación de fuentes, con las energías renovables, el carbón, los contratos a largo plazo del gas y, desde luego, la energía nuclear, que es un factor de seguridad de abastecimiento, de estabilidad de precios y con efectos positivos en términos de reducción de los gases de efecto invernadero.
-Insiste en poner sobre la mesa el debate sobre la energía nuclear, que muchos países rechazan.
-Hace cinco años nadie hablaba de ello pero este debate está ahora sobre la mesa. Finlandia ha decidido aumentar su capacidad y construir nuevos reactores. Suiza hizo un referéndum y decidió mantener la energía nuclear y no sustituirla con otras fuentes. Y Francia acaba de anunciar un nuevo programa de energía nuclear. El debate se va a ir introduciendo en otros países en los próximos tiempos. Europa va a seguir incrementando su consumo energético, muy especialmente de electricidad, y no hay muchas alternativas. Hay que apoyar las energías renovables pero no son suficientes, y aumentar el consumo de gas, carbón y petróleo plantea el problema de incrementar las emisiones de gases de efecto invernadero.
-En 2002 propuso, sin éxito, una verdadera coordinación de las reservas nacionales de petróleo en la UE. ¿Esta crisis le da la razón?
-En los próximos años la UE deberá volver a debatir el tema de una mayor coordinación de las reservas de petróleo, sin perjuicio del buen trabajo que está haciendo la Agencia Internacional de la Energía. Hay que avanzar en ese sentido porque la UE tiene un mercado energético completamente integrado. Otra iniciativa que impulso concierne a los sistemas de almacenamiento y espero que el nuevo Parlamento apoye esta propuesta. Son temas sensibles para los Estados, porque son capacidades estratégicas, pero si no hay una coordinación de las respuestas ante una crisis se pueden plantear fuertes distorsiones.
Relevo acertado en Bruselas
-El mandato de la Comisión de Romano Prodi se acerca a su fin. ¿Qué retendrán los libros de Historia de estos cinco años?
-La Comisión Prodi ha conquistado algunos de los hitos más importantes de la construcción europea, empezando por la gran ampliación. El pasado 1 de mayo ingresaron diez nuevos países y se ha avanzado mucho con Bulgaria y Rumanía. Esto representa acabar definitivamente con todo lo que supuso el telón de acero y realizar la reunificación de Europa. Otro éxito ha sido la realización del euro. Y en el ámbito de mis competencias, destacaría el lanzamiento del sistema europeo de radionavegación por satélite, Galileo, y el laborioso acuerdo con Estados Unidos para hacerlo compatible con el GPS, así como las medidas de seguridad marítima, los derechos de los pasajeros aéreos, la interoperabilidad y la liberalización del sector ferroviario, la culminación de la liberalización de los sectores del gas y de la electricidad y las redes transeuropeas de transportes con 27 países y de energía, involucrando a los países del sur del Mediterráneo.
-¿Estará José Manuel Durao Barroso a la altura de ese listón? ¿Podrá liderar un Ejecutivo formado por figuras importantes de la política nacional?
-Es un hombre tremendamente capaz. Lo demostró en su momento como titular de Asuntos Exteriores y más recientemente como primer ministro de Portugal. Es una persona muy firme y con las ideas muy claras, capaz de negociar, aproximar posiciones a veces muy encontradas y conseguir acuerdos. Ese talante es clave para que la próxima Comisión sea un éxito. Lo primero que tiene que hacer es consolidar la ampliación, lograr que sea un éxito, la actual y la siguiente. Luego, conseguir el gran empujón que necesita la estrategia de Lisboa. Eso quiere decir que Europa adquiera una mayor capacidad de crecimiento y de desarrollo, que repercuta en la calidad de vida de los ciudadanos.
-¿Qué clase de empujón? porque las recetas ya están sobre la mesa pero algunas de las principales economías europeas se resisten a aplicarlas o arrastran los pies.
-Europa necesita seguir adelante con sus políticas de reformas estructurales. El proceso de globalización es un hecho y se trata de hacerlo funcionar de un modo razonable. Los países que las han hecho están creciendo y tienen economías más dinámicas. Y aquéllos que no han podido o no han querido hacerlo lo están pasando muy mal. Llevamos ya varios años en que en Alemania no despega el crecimiento y eso tiene consecuencias negativas para todos. Ahora parece que sí está arrancando y todos confiamos en que tanto este país como Francia tiren para adelante porque son claves para la economía europea.
-A priori, la elección de un portugués a la cabeza de la Comisión es una buena noticia para España.
-Es enormemente positivo que sea de un país del sur y de la cohesión. Para Europa es clave que no se abandone esta política, seguirá siendo un elemento básico. Cuando algunos países plantean reducir el gasto comunitario, yo me preocupo mucho. Sería un error catastrófico usar como variable de ajuste la política de la cohesión. Por eso es importantísimo que haya un presidente de la Comisión que apoye de forma clara y decidida esas políticas de solidaridad regional.
-España, como los otros países grandes, pasará de dos a un comisario. En ese contexto es de esperar que el Gobierno presione por una cartera importante.
-Yo no voy a decirle al Gobierno qué cartera tiene que negociar para el señor Almunia pero sería importante que España siguiese manteniendo una buena cartera. Pero España mantiene en cualquier caso la figura del Alto Representante de la UE. No está de más recordar ahora que la negociación hace cinco años entre Aznar y Prodi dio unos buenos resultados.
Un «sí» amargo a la Constitución
-El PP critica el resultado logrado por el Gobierno en la negociación de la Constitución pero aun así pide el voto a favor. Explique esa aparente contradicción.
-En las negociaciones, Zapatero no estuvo muy fino, por decirlo suavemente, y Moratinos todavía menos: a cambio de nada y de manera gratuita renunció a una posición tan cómoda en la UE como la que teníamos. Regaló algo que no era suyo sino de todos los españoles. Son errores importantes. Se ha perdido una situación magnífica, que es la que había negociado Aznar y no se ha sido capaz de mantenerla. Eso es un dato objetivo que no se puede ocultar. Pero a pesar de eso, el Tratado Constitucional es globalmente positivo para la UE y para España y hay que votar a favor.
-¿Son razonables las críticas de los nacionalistas al texto constitucional por el asunto de las lenguas regionales?
-Se habían dado unas esperanzas que no estaban sobre la mesa. No veo soluciones fáciles a esa cuestión ni veo dónde quieren llegar. Hay que intentar que de una vez por todas que en España, donde todos estamos haciendo un esfuerzo notable para la difusión de todas las lenguas, el euskera, el catalán o el gallego, dejemos de emplear eso como una arma arrojadiza contra la lengua común de todos los españoles, que el castellano o español, una lengua que compartimos con 400 millones de ciudadanos. Esa es una ventaja clarísima para España y para cualquiera de sus regiones, Cataluña, el País vasco o Extremadura. A mí, me parecería incomprensible que Convergència i Unió votara en contra y nadie en Europa lo entendería. Espero que al final la apoyen.
España en Europa
-¿Cómo ha visto, primero como ministra y luego como vicepresidenta de la Comisión Europea, la evolución de España en Europa? El PSOE sostiene que con Aznar nuestro país se alejó de la familia europea.
-Más que revisionismo, en las declaraciones de algunos veo «papanatismo». Demuestran una falta total de conocimiento de lo que es Europa. Y también observo un seguidismo, que no estoy segura que sea lo mejor para España en Europa. En la época de Felipe González, en Europa se nos veía con simpatía, gente maja y proeuropeos, pero nos consideraban como un país con problemas, pobrecito, con más del 20 por ciento de paro y nada que hacer contra esa situación trágica. Con Aznar, se pasa de la simpatía a la admiración, que es bien distante. Porque España, que parecía tener una maldición bíblica, se convierte en el país que más empleo crea, con unas cifras espectaculares de la noche a la mañana, que crece más deprisa que el resto y acorta rápidamente las distancias con la media comunitaria. Eso sí, entonces España, en vez de decir que «sí» a todo, empezó a plantear sus propios criterios, que no son siempre los que los otros tienen. Son posiciones propias y no de seguidismo de nadie. Si ahora lo que quieren es volver hacia el seguidismo, yo creo que es un error. No se trata de estar en contra de nadie sino de mantener posiciones propias y ejercerlas. Aquí no se trata de ser el más simpático. El discurso de que España se estaba alejando de Europa me parece, además de totalmente falso, de muy poco nivel. España contaba y sigue contando en Europa. A mí me gustaría que el actual Gobierno fuera capaz de mantener el nivel de presencia y de influencia que tenía antes de que llegara al poder. Eso ya no es posible, pero a ver cómo compensan el regalo que hicieron tan generosamente de algo que era de todos los españoles, el peso de España en el Consejo de la UE.
El PP vasco en el corazón
-¿Cómo juzga la evolución reciente del PP en el País Vasco? ¿Se plantea ejercer un papel más activo allí, ahora que se va de Bruselas?
-Lo veo con una enorme esperanza. Espero que la presencia de Jaime Mayor y Carlos Iturgaiz en el Parlamento Europeo permita seguir desarrollando una actividad importante del PP vasco en Europa, que es el partido que ha aportado un mayor número de eurodiputados de la comunidad vasca. En el asunto del terrorismo de ETA, que marca cada día la política vasca, hemos visto lo importante que es la solidaridad en el ámbito europeo. Por ejemplo, con la inscripción no sólo de ETA sino también de Herri Batasuna en la lista europea de organizaciones terroristas. En cuanto a la designación de María San Gil, lo que hay que hacer ahora es trabajar para sacar los mejores resultados posibles en las próximas elecciones. Desde luego sabe que va a contar conmigo para trabajar como lo he venido haciendo estos años con mis compañeros del País Vasco.
-¿En qué puede traducirse esa oferta en términos prácticos?
-Pues como siempre, en mucho trabajo. Aunque el 1 de noviembre me volveré a España y espero poder tomarme un respiro, por no decir un año sabático, porque los últimos 15 años han sido tremendos.
-ETA ha vuelto a atentar, después de una larga pausa que algunos atribuyeron a los atentados del 11-M y el cambio de Gobierno.
-Si ETA no había actuado hasta ahora es porque se había conseguido parar y prevenir, gracias a la acción de las fuerzas de seguridad y del Estado de Derecho. Pero es una amenaza contra la que hay que seguir luchando. Los atentados islamistas del 11-M no tenían que hacernos olvidar la realidad de ETA, que ha estado asesinando y sigue atentando. Si no hace más barbaridades es porque se la ha parado. Pero tiene su propia estrategia y va a seguir adelante. Lo que hay que hacer es seguir manteniendo la unidad democrática y pensar que, aunque es un camino largo, estamos más cerca del final de ETA. Estoy segura que el Gobierno va a reaccionar como lo venía haciendo el anterior, desde la unidad democrática frente a los terroristas.