28 mayo 2007

Archivo: La Unión Europea no puede renunciar a la energía limpia

ENTREVISTA / LOYOLA DE PALACIO

"La Unión Europea no puede permitirse el lujo de renunciar al uso de la energía nuclear"

Los socios de la Unión Europea llevan años discutiendo, y con mucho tiento por las repercusiones ante la opinión pública, sobre la necesidad de reactivar el programa nuclear civil. La comisaria de Transportes y Energía anuncia ya la apertura formal de las primeras negociaciones para el próximo mes de mayo.

JESUS NAVARES

Entre olas de chapapote, liberalización del mercado eléctrico, programas de satélites y reuniones en Bruselas, pareciera que Loyola de Palacio, vicepresidenta de la Comisión Europea y comisaria de Transportes y Energía, no tuviera tiempo de alterar las conciencias. Ni hablar. Aún tiene agallas para bucear en el combustible nuclear.

Pregunta.- La posibilidad de una guerra contra Irak ha vuelto a poner en el tapete las dependencias energéticas de Occidente, entre otras urgencias. ¿Va a retomar Europa el uso de la energía nuclear?

Respuesta.- Ya he puesto sobre la mesa de la Comisión Europea esta alternativa. El libro verde sobre seguridad de abastecimiento energético de la UE, que ha sido la base de un debate durante dos años, deja claro que Europa, hoy, debe importar el 50% de la energía que consume de terceros países. Dentro de 20 ó 30 años, esta dependencia será del 70%.

Las respuestas inmediatas incluyen la búsqueda de la eficiencia energética -ahorro- y la utilización de la energía renovable -llegar al 22%-. Pero, en este último caso, este tipo de energía tiene unas claras limitaciones productivas. Pero es que, aunque se consiguieran estos objetivos, todo esto no bastaría. La otra opción, que es el uso de los combustibles fósiles, dispararía las emisiones de CO2, agravando el efecto invernadero en el planeta.

Queda la energía nuclear. En estos momentos, el uso de este recurso supone el 14% de la mezcla eléctrica global. La UE no puede permitirse el lujo, y no sé dentro de 15 años, de renunciar a la energía nuclear. Esto es un dato objetivo. No es cuestión de si nos gusta más o menos.

La producción de la energía que necesitamos, utilizando el carbón o el petróleo, que sería la única solución viable, supondría el lanzamiento a la atmósfera de 320 millones de toneladas más de CO2 al año. Esta es casi la misma cantidad de emisiones tóxicas que nos hemos comprometido a reducir.

Hay que aumentar la seguridad en las centrales nucleares y homogeneizar las normas europeas. Ya he presentado las propuestas y esto se discutirá, por primera vez, en el Consejo de Ministros de Energía que se celebrará en el mes de mayo. Este es el paso necesario para plantear el asunto con toda su crudeza.

P.- ¿Seguridad? Vayamos al caso Prestige. ¿Ha adoptado España a tiempo las medidas para amortiguar este desastre o ha reaccionado tarde?

R.- En este tipo de situaciones hay dos aspectos. Uno, la reacción ante el hecho de que un petrolero cargado de fuel pesado comience a tener pérdidas entre las rocas, a cuatro millas de la costa, que no es distancia, y con un mar en plena vorágine en las costas gallegas. España decide ordenar al capitán del barco que se aleje lo más posible; la misma reacción que tuvo el Gobierno francés en el caso Erika. Segunda cuestión. Una vez que el barco se hunde, las cosas que hay que hacer, desde la visión de mi puesto en Bruselas

Lo que he visto es que el Gobierno español ha llamado a los medios técnicos y científicos europeos y, a partir de aquí, ha movilizado toda las posibilidades de fondos en el ámbito de la solidaridad europea. Siempre se pregunta uno si se podían haber explicado mejor o peor las cosas. Creo que, en los elementos básicos, el Gobierno español ha actuado correctamente.

P.- Usted promovió en Bruselas, con relativo éxito, la modernización acelerada de los petroleros. ¿Qué errores ha cometido España y cuáles la UE? El Ejecutivo de Aznar, ¿no ha podido adoptar decisiones unilaterales de protección?

R.- No, no se puede, hay dificultades importantes En el ámbito de la UE, en marzo de 2000, se presentó a los ministros y al Parlamento Europeo una serie de medidas después del accidente del Erika que, si llegan a aprobarse, hubieran impedido que barcos como el Prestige siguieran navegando. Contrariamente a lo que se ha dicho, España apoyó esa iniciativa. Son otros países del norte de Europa los que frenan y retrasan.

Este tipo de medidas de seguridad cuestan dinero, pero mucho más cuesta soportar las catástrofes. Yo soy de las personas que piensan que por qué no podemos tener los europeos el mismo estándar de seguridad del que disfrutan los estadounidenses.

P.- La flota española también deberá modernizarse

R.- Lo siento mucho. No sé si le costará dinero a algunos intereses particulares o societarios concretos, pero lo que sí sé es lo que debe pagar la sociedad en general por estos desastres. Tenemos derecho a preservar un mar limpio y no sólo en las aguas europeas.España y Europa deben liderar una gran acción en el ámbito internacional para evitar este tipo de catástrofes en el medio marino y en cualquier parte del planeta.

P.- ¿Cuáles son los dos países que ha denunciado ante el Tribunal de Luxemburgo por no efectuar a los barcos los controles de seguridad acordados en la Unión?

R.- Irlanda y Francia.

P.- Nunca más. ¿Cómo se hace? ¿O seguimos llorando?

R.- No basta con llorar, hay que actuar. España y una serie de países ya han adoptado medidas a nivel nacional para prohibir el atraque en sus puertos de barcos monocasco con materias contaminantes, como el petróleo pesado, las breas o los productos bituminosos.Ya he presentado a los ministros y al Parlamento Europeo -espero que antes de marzo se pueda aplicar- un reglamento comunitario para prohibir la utilización de los barcos monocasco. Hay que coordinar otros reglamentos, como son las mejoras de los controles portuarios o de las sociedades de clasificación -las empresas que conceden los certificados de navegabilidad-. Y, además, debemos centralizar la información sobre todos los actores que intervienen en este negocio.

Hay que renovar los petroleros, con una aceleración de la jubilación de los barcos de casco simple, poniendo como fecha tope el año 2010, con lo que se acortarían cinco años a lo ya pactado a nivel internacional. Esto se puede hacer en la UE y puede ponerse en marcha antes de junio. El Consejo de Ministros de Transportes, y los Gobiernos de la UE, con posterioridad, así lo han ratificado.Hay consenso. Incluso, espero que esta propuesta se apruebe en marzo, porque ya es conocida por los ministros. Es similar a la que hice hace dos años, cuando el caso Erika.

P.- Pero si aún no tiene sede la Agencia de Seguridad Marítima

R.- No, no, estará provisionalmente en Bruselas. Luego ya veremos dónde se coloca definitivamente. El director estará designado el 15 de enero. Luego, hay que avanzar en el asunto de las responsabilidades.Hay que clarificar, entre la maraña de agentes que intervienen en esta compleja red, quién es el responsable penal.

Los mares de Europa, sobre todo el Mediterráneo, son mucho más frágiles que los estadounidenses y con más países. Hay que actuar ya. Hay que impulsar un cambio en un derecho marítimo internacional que data del siglo XIX en el mejor de los casos. Ahora, el tráfico es mucho mayor y las mercancías tienen un potencial de contaminación brutal. La libertad de navegación no puede traducirse en la libertad de contaminarlos. Hay que aprovechar esta desgracia para, en caliente, hacer que las cosas se muevan. Al cabo de un año o dos, la gente se olvida, ya no hay una demanda social.

P.- Mientras se cambia el mundo marítimo y naval, ¿qué ayudas van a recibir en Galicia?

R.- Con el caso Erika ya intenté convencer a los Estados de la Unión de que había que tomar decisiones unilaterales allí donde no consiguiéramos el apoyo internacional y que hiciéramos como EEUU. Lamentablemente no lo conseguí. Después del Prestige, se ha aceptado que, aunque no haya acuerdos mundiales que respalden nuestras decisiones, la Unión debe actuar por sí sola. Si los fondos de ayuda garantizados internacionalmente no son suficientes, Europa pondrá en pie un fondo de indemnización de 1.000 millones de euros. Aunque no se acelere la renovación de los petroleros monocasco, la Unión Europea debe prohibir la entrada de los buques que no reúnan las condiciones.

P.- ¿Puede hacerse esto al margen de la Organización Marítima Internacional (OMI)?

R.- Se plantean ciertas dificultades y, por eso, algunos países se habían negado hasta ahora a tomar medidas. EEUU lo ha hecho por su cuenta y creo que la UE debe hacer lo propio si la OMI no lo lleva a cabo. No podemos permitirnos otra catástrofe. Las actuales leyes dan un peso a las decisiones del armador o del capitán de un barco que ya no son razonables. Es la ley de la jungla.

P.- También hay chapapote en la economía mundial. Ni la UE ni EEUU están para lanzar cohetes. Aún así, el euro bate al dólar...

R.- Lo cierto es que el euro está muy fuerte y eso tiene aspectos positivos. Pero, como siempre, en esta situación de valoración de las monedas, se plantean las contrapartidas desde el punto de vista de las exportaciones españolas. En cualquier caso, era obvio que la debilidad de los primeros meses del euro iba a desaparecer en el momento en el que se asentara como moneda de intercambio internacional.

P.- El Pacto de Estabilidad se ha roto de hecho

R.- Yo no afirmaría esto. Es verdad que hay dificultades. Pero el Pacto hay que mantenerlo y completarlo, como se ha hecho a través de las últimas propuestas de la Comisión Europea. Pero el Pacto es fundamental para la nueva divisa. Esto no quiere decir que no haya que ir más lejos. Hay que tender hacia una mayor coordinación de las políticas de crecimiento.

P.- Entonces, ¿qué han hecho Francia y Alemania con el Pacto?

R.- Una cosa es que haya algún país que no cumpla de forma estricta lo acordado y otra cosa distinta es que se rompa el acuerdo.

P.- Todas estas dificultades, ¿implican que la crisis es más intensa de lo que se ha dicho y que se alargará más de lo previsto?

R.- Francia y Alemania tienen problemas para recuperarse. Esto coincide con la falta de reformas estructurales de estos dos importantes motores y nos indica que la vía para dinamizar la economía europea, de cada socio y en su conjunto, es la apertura, la liberalización la culminación del mercado interior.

P.- Además de ir bien, ¿en qué posición se encuentra hoy España?

R.- La existencia del euro favorece al país. Nadie discute esto.Basta recordar los efectos de otras crisis y la capacidad de resistencia del euro en la actual. Esto es una ventaja objetiva.Otra cosa es si, coyunturalmente, nos favorece más o menos en función del ciclo de los diferentes socios. España sufre ahora tensiones de precios, pero frente a esto tiene una situación de ventaja ante otros países, como es el caso de la creación neta de empleo. En 2002, aunque con un ritmo menor, España ha mantenido viva la generación de trabajo, en torno al 2%, que va a ser el doble del alcanzado en la UE. España lo que debe hacer es avanzar en las reformas estructurales.

P.- Descoordinación, ciclos diferentes, decisiones a cámara lenta

R.- La UE no es un país, no son los Estados Unidos de Europa.Los EEUU, para constituirse, tuvieron que hacer una guerra. Europa ha elegido avanzar desde el consenso. ¿Qué tenemos de presupuesto en común? No llega al 1,09%. El camino elegido comporta más tiempo.