En Nicolás López de Coca, ex presidente del Fondo de Garantía Agraria durante la etapa de Loyola de Palacio como ministra de Agricultura, no hay amargura, ni rencor, sólo una profunda pena porque quienes sufrieron como él «esta cacería» no puedan disfrutar de estos momentos, en los que la justicia ha sentenciado que no hubo delito, que la actuación fue correcta, que no hubo connivencia con las empresas transformadoras y que él no favoreció a ningún familiar.
Ellos, Loyola de Palacio, Carlos Moro, el que fuera delegado del Gobierno en Castilla-La Mancha, y su mujer, murieron de cáncer, antes de conocer que todo fue una farsa «urdida por el PSOE» -afirma López de Coca-. Hubo un montaje, y ahora está clarísimo. Loyola fue el azote de los GAL y, desde entonces, el PSOE la tenía marcada.
La pieza que perseguía el PSOE era De Palacio y José Bono fue el artífice de este lío, brindando al PSOE la idea, que fue quien la desarrolló».
La pieza que perseguía el PSOE era De Palacio y José Bono fue el artífice de este lío, brindando al PSOE la idea, que fue quien la desarrolló».
López de Coca recuerda como «angustiosos, terribles» aquellos días de abril. «Estaba en Murcia -empieza a hacer memoria- dando unos cursos, cuando me llamó el subsecretario, Manuel Lamela, y me dijo que la cacería había empezado, que la cadena Ser, cada hora, estaba dando una noticia de que había una trama de altos cargos, dirigida por mí, que tenía un negocio ilícito de subvenciones y que había dos empresas, en la que estaban mis hijos, que se dedicaban a la caza de subvenciones».
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