Flores para Loyola.
Pareció por un momento que estaba venciendo al cáncer, como venció en tantas luchas en su vida. No pudo ser al final, y con ella se va un ejemplo de verdadero feminismo, sin demagogias ni trapitos de pasarela, sin falsas reivindicaciones igualitarias que enmascarándose en discriminaciones positivas enturbian la única verdad sobre la igualdad de los sexos, sobre la igualdad de todas las personas: que todos hemos nacido iguales, pero cuando alguien vale, vale.