05 agosto 2007
Crónica del homenaje en Antequera
Por D. Joaquín Domínguez
Notas Cortas
BIEN NACIDOS
2007
Hace un par de semanas me anunció Rafael Sánchez de Puerta, en nombre de Antonio Luque, Director General del Grupo Hojiblanca, que coincidiendo con la tradicional entrega de premios a los mejores aceites vírgenes producidos por sus cooperativas asociadas iban a homenajear a Loyola de Palacio. Precisamente fue Loyola la que había presidido en diciembre de 1997, en plena batalla de la reforma de la OCM del aceite, la entrega de los premios de la primera convocatoria del certamen.
Telefoneé a Antonio. Me dijo que estaba muy interesado en que el día del homenaje, fijado para el 26 de julio, asistieran familiares de Loyola y los más estrechos colaboradores de su época de ministra. Le pasé a Esteban Carneros, responsable de la organización del acto, una relación de colaboradores y hablé con Pepe Palacio quien me dijo que de los hermanos sólo asistiría Fernando pues precisamente ese día toda la familia iba a estar reunida en la casa grande de Urrijate para celebrar el santo de Ana.
El homenaje, según me contó Antonio, consistiría en proyectar un vídeo con fotografías de Loyola como preámbulo a la entrega a Fernando de una preciosa paloma de mármol blanco obra del escultor recientemente fallecido Miguel Berrocal, similar a las que desde 1997 vienen entregándose a las cooperativas premiadas. El acto sería presidido por el Consejero de Agricultura y Pesca, Isaías Pérez Saldaña. “¿Sabe Isaías que vais a homenajear a Loyola?”. “Sí. Le hemos explicado en qué va a consistir el acto y no puso ningun inconveniente”.
Menos mal, pensé yo. Después de la exhibición de sectarismo del europarlamentario socialista Martínez impidiendo que unas becas para estudios energéticos del Parlamento Europeo se denominaran “Loyola de Palacio” y, posteriormente, del clamoroso silencio del PSOE en plan de “quien calla otorga”, era toda una noticia que un consejero socialista presidiera un homenaje a Loyola.
Abrió el acto una emocionada intervención, sin papeles, de Antonio Luque, rememorando aquella tarde de diciembre del 97 en la que Loyola, después de visitar detenidamente las instalaciones de Hojiblanca, impuso a su presidente Juan Romero la Encomienda del Mérito Agrícola y entregó los premios a las Cooperativas que habían elaborado los mejores vírgenes. Habló de las muchas veces que la Ministra le había llamado, incluso de madrugada, para conocer de primera mano diversos temas relacionados con la negociación de la reforma de la OCM. Se refirió también a la preparación de la famosa reunión con el comisario Fischler en Jaén, que marcó un punto de inflexión en un proceso en el que España había puesto toda la carne en el asador. “Gracias a Loyola, la reforma de la OCM se convirtió en un asunto de Estado”.
Terminó Antonio su discurso comentando los grandes cambios que la reforma había propiciado tanto en la producción como en la industrialización y comercialización del aceite, y “como de bien nacidos es ser agradecidos, queremos entregar a la familia de Loyola la escultura con la que desde 1997 venimos premiando a las cooperativas que, cada año, mejor aceite virgen elaboran”. Un aplauso largo, interminable, dirigido a Loyola, con los cooperativistas puestos en pie, puso fin a las palabras de Antonio. No faltó el aplauso del Consejero, en la primera fila del salón de actos del Museo del Aceite.
Sin solución de continuidad se proyectó un vídeo con fotografías de Loyola tanto del acto de 1997 como de otras bajadas de su blog. El comentario que una voz en off hacía en el vídeo figura al final de estas líneas. El vídeo, de mucho peso como para adjuntarlo a esta Nota, puede bajarse de la blog de Loyola. Si la ovación con que fueron acogidas las palabras de Antonio fue realmente impresionante, no sé cómo puedo calificar la que se produjo al terminar el vídeo en el que algunos de los presentes, con diez años menos, nos reconocimos. No cesaban los aplausos. Cientos de olivareros, muchos de ellos con lágrimas en los ojos, rendían así su homenaje de reconocimiento hacia la persona que tanto había trabajado en favor de su dignidad personal y profesional.
Terminado el vídeo, subieron a la mesa presidencia el Consejero, los presidentes del Grupo y del Consejo de Denominación de Origen y el Director General. En sus palabras previas a la entrega de la escultura a Fernando de Palacio todos ellos, incluido Isaías, tuvieron frases de reconocimiento hacia la ingente labor desarrollada por Loyola. Fernando dio emocionadamente las gracias en nombre de la familia, destacando la generosidad con que siempre había actuado en todas las circunstancias de su vida, destacando el papel que había asumido hacia los más pequeños de los hermanos tras el temprano fallecimiento de su madre. “Su preocupación era siempre procurar el bien de todos, trabajar a favor de los demás”.
Desde mi asiento rememoraba yo sus actuaciones durante las 78 visitas que la Ministra hizo a Andalucía durante los casi tres años en los que estuvo al frente del Departamento, recordando especialmente las duras jornadas que hicimos acompañando a los Consejeros Agronómicos de las embajadas de los Quince en España, a sus Ministros de Agricultura y al mismísimo Comisario Fischler para mostrarles la realidad del olivar español. Habían sido jornadas agotadoras, culminadas una alta madrugada en la maratoniana reunión de Bruselas, con el final feliz que parecía imposible alcanzar cuando en 1996 se hizo cargo del Ministerio.
Tenía razón Antonio Luque. De bien nacidos es ser agradecidos. Los agricultores, acostumbrados por su oficio a mirar al cielo y a esperar muy poco de la gestión de los políticos, habían encontrado en Loyola a su mejor defensora. Ahora, cuando ya no está entre nosotros, aplaudían emocionados su memoria en señal de gratitud por el esfuerzo realizado.
Sevilla, 31 de julio de 2007, festividad de San Ignacio de Loyola
desempeñó la portavocía adjunta hasta 1996 cuando José María Aznar la nombra Ministra de Agricultura, Pesca y Alimentación en el primer gobierno del Partido Popular tras ganar las elecciones generales celebradas ese año.
Fueron años entre cuyos asuntos tuvo que gestionar la OCM del aceite de oliva, finalmente aprobada por el Comunidad Europea en junio de 1998. Un año más tarde deja el ministerio para encabezar la lista de su partido en las elecciones al Parlamento Europeo.
Ese mismo año, 1999, es nombrada vicepresidenta de la Comisión Europea –primera mujer- responsable de las Relaciones con el Parlamento Europeo y comisaria de Transportes y Energía, cargo que desempeñó hasta 2004.
Desgraciadamente, a finales de agosto de 2006 se le detectó un cáncer avanzado y a pesar de los esfuerzos realizados y los intensos tratamientos, el Señor la llamó a su seno en diciembre pasado en Madrid, forma inesperada, una noticia que conmovió profundamente a España.
Todas las reacciones se pudieron resumir que las declaraciones de un político que la calificó como lo que fue: mujer extraordinaria, comprometida y valiente.
Entre las notas que caracterizaron a Loyola de Palacio en el transcurso de sus días merece especial mención la firmeza de sus convicciones y la transparencia de sus comentarios que siempre invitaban a la credibilidad de sus palabras. También cabe destacar el espíritu “combativo” a la hora de defender sus ideas sin mostrar por ello el más mínimo temor al “qué dirán”.
Hoy, aquí, el Grupo Hojiblanca quiere recordarla con este sencillo acto. Va por ti Loyola