Loyola venía con frecuencia a Galicia, a esa tierra le unía los veranos de su infancia en Abanqueiro y su admiración por D. Manuel Fraga a quien consideraba un ejemplo de político y el que la animó a dedicar su vida al servicio de España.
En Galicia, Loyola tiene su estrella que sigue brillando con fuerza -sus amigos no la olvidan-