21 enero 2011

Discurso de Ana Palacio en la inauguración de la Sala Loyola de Palacio en Bruselas


LOYOLA

Palabras de Ana Palacio en el acto de inauguración de la sala Loyola de Palacio en el Parlamento Europeo. Bruselas, 12 enero de 2011.

¿Nacemos marcados por el destino?

¿Cuántas veces me habré hecho esta pregunta con relación a Loyola?

Dos veneros profundos atraviesan su tiempo, y definen a Loyola:
España, su historia y su futuro. Porque Loyola es, ante todo, una patriota española.
Sus seres queridos; su familia y sus amigos. Muchos de quienes estáis aquí sabéis, por experiencia propia, de ese recinto de sentimiento al que ella podía referirse como "mi corralito" en momentos íntimos, o "mi muralla" en aquellos otros momentos épicos, también muy suyos.

Y estos dos ejes, en torno a los cuales construirá su personalidad, se manifiestan muy temprano, afloran en Loyola niña y trazan su relación especial con la vida, la responsabilidad. Incluso la muerte.

Loyola entró -aunque tal vez irrumpió sea verbo más apropiado- en política muy joven. Y por recordar un hito, me viene a la memoria su intervención en un debate organizado y retransmitido por la televisión francesa en las postrimerías del franquismo, "Demain l’Espagne", en el que una jovencísima Loyola con sobria camisa blanca y el pelo recogido en una trenza, se erigió en gran protagonista frente a curtidos políticos. No hace mucho, Miguel Boyer, quien participó en el programa, me recordaba como él le dijo a nuestra Loyola que nunca había recomendado a nadie entrar en política, pero que en su caso lo hacía porque aunque desde planteamientos ideológicos distintos entendía que su voz, la voz de nuestra Loyola, era importante en el futuro de España, en el futuro de Europa.

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