30 abril 2009
29 abril 2009
28 abril 2009
27 abril 2009
Artículo de Manuel Fraga:Una gran pérdida para España
Tuve la honra de acompañarla a lo largo de su brillante carrera. Sin ningún sistema de cuotas –que no discuto– alcanzó los puestos importantes de una gran carrera política. Fue la primera Presidenta de las Nuevas Generaciones del Partido Popular; fue una gran Ministra de Agricultura y Pesca y logró la Vicepresidencia de la Comisión Europea. Tuvo gran y reconocido éxito en todos sus cargos; trabajadora día y noche, contagiaba su fuerza y arrastraba al entusiasmo a todos sus colaboradores; mantenía en todo momento, y sabía transmitirlo, el mismo entusiasmo y convicción de propios y extraños.
Estaba ahora preocupada por uno de los grandes problemas del mundo de hoy, el problema de la energía, cada vez en mayor demanda, a precios más elevados, cuando se van agotando o escaseando sus fuentes tradicionales: los combustibles fósiles, las fuerzas hidráulicas (dentro del cambio climático) y todos los conocidos. Se interesaba –en lo que he coincidido– por las posibilidades de la energía nuclear, cada vez más capaz de superar las dudas de algunos.
A esa persona entrañable, capaz de lograr amigos incluso entre los que no coincidían plenamente con sus planteamientos, y a su buena fe nadie puede ponerlas en duda. Deja una herencia importante. Deja amigos y admiradores por todas partes que daremos testimonio de su ejemplaridad. Una mujer vasca, una gran española, persona ejemplar en la Unión Europea (a medio hacer), una mujer con un gran futuro si la Divina Providencia no hubiera dispuesto que ya se había reunificado bastante, y merecía el descanso eterno. Descanse en paz, que su ejemplo nos arrastre a todos, en estos momentos de confusión.
26 abril 2009
Madrid rinde homenaje a Loyola Palacio
25 abril 2009
Archivo: el homenaje en Madrid
24 abril 2009
La tristeza en una foto
Loyola estuvo en el pensamiento de todos
Ministros en la comida de Aznar: Lo fueron todos los que están, pero no están todos los que fueron. A la reunión-almuerzo convocada por José María Aznar del que fuera su primer Gobierno en el año 1996, aquel que surgió gracias al acuerdo con los nacionalistas de CiU y PNV, no ha acudido Javier Arenas -ex ministro de Trabajo- porque debía estar en Sevilla en la toma de posesión de José Antonio Griñán, ni Loyola de Palacio -ex ministra de Agricultura-, fallecida a consecuencia de un cáncer y para la que todos sus compañeros tienen palabras de elogio y gratos recuerdos.
fuente -el confidencial
El gobierno de 1996
Aznar reúne a su gobierno del 96 para arropar a Mayor Oreja
Un artículo desde Galicia
23 abril 2009
22 abril 2009
La primera política española en tener una Web personal
17/06/2002
Su actividad pública en un sitio web personal.
La vicepresidenta de la Comisión Europea y responsable de Transporte, Energía y Relaciones con el Parlamento Europeo, Loyola de Palacio, ha lanzado un sitio web personal dentro del portal de la Unión Europea (http://europa.eu.int/comm/commissioners/palacio/index_en.htm), disponible en tres idiomas. El sitio web dispone de varias secciones que recogen sus actividad pública, tanto desde el punto de vista de los medios de comunicación como de la propia Comisión. En ella se podrán encontrar desde noticias y agenda de las distintas actividades, pasando por una galería de fotos, comunicados de prensa o discursos. Además de un resumen de la trayectoria de De Palacio, el sitio web ofrece también una descripción amplia de los principales proyectos desarrollados por la Dirección General de Transportes y Energía, y con vínculos hacia la documentación relacionada con ellos. Los internautas que lo deseen pueden mandar comentarios y exponer sus criterios a la Vicepresidente de la Comisión Europea a través de un formulario de contactos que clasifica su correo.
21 abril 2009
Loyola de Palacio: Batalladora con vocación política sin límite
Fuente original-Diario Sur
Ministra de Agricultura con José María Aznar, comisaria de Transportes en Bruselas e incluso vicepresidenta de la Comisión Europea, Loyola de Palacio del Valle Lersundi, madrileña y abogada, fue una 'todoterreno' caracterizada por una gran capacidad de trabajo, una vocación política sin límites y una bien ganada fama de dura y pertinaz batalladora en defensa de sus postulados.
Perteneció a la 'derecha centrada' desde los tiempos de Nuevas Generaciones, de la que fue presidenta en 1977. Entró en el Parlamento en 1986 y en la anterior legislatura fue portavoz adjunta del grupo popular en el Congreso de los Diputados, en colaboración directa con Rodrigo Rato. Soltera y sin compromiso, fue durante muchos años soporte de sus muchos hermanos.
Pese a su fama de mujer dura, de andares firmes y vestimenta austera, quienes la trataron aseguran que poseía una gran sensibilidad. Era también amante del arte en todas sus expresiones y de las caminatas por el campo.
20 abril 2009
ENTREVISTA EN LA MAÑANA DE COPE, EL 26 DE MAYO DE 2006
Una de las frases que casi todos los medios coinciden en atribuir a Loyola de Palacio es que "la única batalla que se pierde es la que no se da". Con esta máxima ha trabajado siempre la ex ministra del Partido Popular. Comprometida con la libertad en todas sus facetas políticas, Loyola de Palacio no dejó de luchar por los principios en los que creía. Su opinión sobre los nacionalismos –vividos de cerca por su procedencia vasca– y la deriva que ha sufrido España desde la llegada de Zapatero al poder siempre ha sido lúcida y certera. En mayo de 2006 fue entrevistada por Federico Jiménez Losantos en La Mañana de la COPE. Sus declaraciones son un buen ejemplo que ahora, con tristeza, cabe recordar.
No obstante, no termina aquí la actividad de Loyola de Palacio ya que en octubre de 2004 fue elegida presidenta del Consejo de Política Exterior del PP. En mayo de 2005 ingresó en el consejo de administración de BNP Paribas, el primer banco privado francés, sustituyendo a Jacques Friedmann. En junio de ese año se le encargó la coordinación del proyecto ferroviario de alta velocidad que une Lyon (Francia) y Turín (Italia). En las mismas fechas ingresó como consejera en la empresa farmacéutica Zeltia.
En Julio de 2005 fue nombrada como una de los seis coordinadores para la aceleración del desarrollo de la Red Transeuropea de Transportes.
ESCUCHE AQUÍ LA ENTREVISTA.
19 abril 2009
18 abril 2009
17 abril 2009
16 abril 2009
15 abril 2009
14 abril 2009
13 abril 2009
Loyola, pasión al servicio de Europa
Política de raza, valiente y apasionada, unía a estas formidables cualidades personales una infatigable capacidad de trabajo, y una visión extraordinariamente clara y certera en todos los temas, por encima de los tecnicismos. Siempre sabía lo que quería, y ponía todas sus energías para conseguirlo no dudando en enfrentarse a quien fuera necesario si estaba convencida de sus puntos de vista. Creía en una Europa de realizaciones concretas al servicio de los ciudadanos por encima de construcciones teóricas institucionales. Buena prueba de ello fue la Carta de los Derechos de los pasajeros que hoy encontramos en todos los aeropuertos y que ella diseñó personalmente.
Los transportes y la energía eran para ella las arterias para que la economía europea funcionara de manera competitiva. Por eso era tan importante avanzar a nivel europeo. En condiciones nada fáciles, puso en marcha un monumental acervo legislativo en el campo de la energía que incluye la liberalización de los mercados del gas y de la electricidad, el lanzamiento del diálogo energético con Rusia, las primeras directivas europeas en la historia sobre las energías renovables, un gran número de medidas de eficiencia energética, el desarrollo de las Redes transeuropeas, en el que trabajó hasta el final como coordinadora del enlace Lyon-Turín, puso sobre la mesa el debate sobre la energía nuclear y todo ello sin que en el Tratado existan reglas específicas para una política energética europea, porque como ella solía decir «si hay un problema a nivel europeo entonces la voluntad política exige actuar».
En lo que a los transportes se refiere, apoyándose en la eficacia de su director general François Lamoureux, su balance fue igualmente arrollador, el programa Galileo, que logró aprobar por los jefes de Estado y de gobierno en el Consejo Europeo de Barcelona, es una apuesta estratégica de Europa para defender su autonomía tecnológica. Igualmente, consiguió diseñar una arquitectura europea en el control del tráfico aéreo para acabar con los retrasos a través de la iniciativa del Cielo único.
Su obsesión por reforzar la seguridad se plasmó en la creación de las agencias europeas de seguridad aérea, marítima y ferroviaria y los paquetes de medidas urgentes en el sector marítimo tras las catástrofes del Erika y del Prestige. Todos ellos son hitos históricos en este sector que tienen en Loyola de Palacio a su principal impulsora. Al mismo tiempo, consiguió restablecer la confianza entre el Parlamento europeo y la Comisión, con la complicidad de su hermana Ana en un contexto dificilísimo tras la crisis de la Comisión Santer. Contribuyó a reforzar la confianza y el diálogo entre ambas instituciones a través de un acuerdo institucional que negoció personalmente hasta el último detalle. Loyola de Palacio se empleó a fondo en todas estas iniciativas, tuvo tiempo además de estar muy presente en todos estos años en la política española y en particular en el País Vasco al lado de sus compañeros en los momentos más difíciles de acoso terrorista durante aquellos años. Quienes tuvimos la suerte de trabajar estrechamente con ella durante estos años, nunca olvidaremos sus extraordinarias cualidades humanas. Loyola amaba la vida y disfrutaba intensamente de cada momento, le gustaba trabajar en equipo y compartir con su Gabinete los buenos momentos tras las durísimas jornadas de trabajo. Alrededor de las paellas que cocinaba personalmente y al compás de una guitarra nos sentíamos más que un equipo, una verdadera familia. Loyola de Palacio vivió con pasión la política y la vida y, sobre todo, se entregó por entero al servicio de España y de Europa. Le gustaba decir que la única batalla perdida es aquella que no se libra. Valiente hasta el final se enfrentó a su terrible enfermedad con una entereza extraordinaria. Fue un ejemplo para todos hasta el último momento. Descanse en paz.
(*) Daniel Calleja fue jefe de gabinete de Loyola de Palacio en la Comisión Europea.
12 abril 2009
Archivo:Ministra de Agricultura
Lunes, 15 de marzo de 1999 |
TRIBUNA / REFORMA DE LA PAC LOYOLA DE PALACIO Agricultura: «Misión cumplida» La ministra de Agricultura afirma que los objetivos para preservar el campo español se han cumplido en la negociación sobre la Política Agrícola Común (PAC) para el siglo XXI. Incluso, asegura que se han corregido injusticias históricas. La maratón agrícola de Bruselas, rematada en la madrugada del jueves 11 de marzo, ponía punto final a un larguísimo proceso de varias semanas, donde los 15 ministros europeos del ramo debíamos redactar un texto de compromiso sobre las modalidades destinadas a ordenar el capítulo agrícola de la Agenda 2000 y fijar el marco de la Política Agrícola Común (PAC) que permita al sector agrario abordar los primeros años del siglo XXI. Los trabajos que debíamos cumplir los ministros de Agricultura, se limitaban, como era natural, a las necesidades del sector agrario y a trazar las líneas múltiples de orientación que puedan ser más tarde plasmadas en los respectivos reglamentos, pero el cónclave ministerial conocía perfectamente los límites de sus competencias en el terreno financiero que corresponderá fijar, en última instancia, a los jefes de Estado y de Gobierno, en la Cumbre extraordinaria del 24 y el 25 de este mes. Como andan en circulación algunas confusiones sobre la buena distribución del trabajo entre las instituciones comunitarias, conviene aclarar que nadie creía en la reunión ministerial agrícola estar en condiciones de cerrar el ejercicio. Todos sabíamos que nuestras propuestas tenían un coste presupuestario que no podíamos establecer con ignorancia de las discusiones de Petersberg. Nuestro trabajo se limitaba a establecer el mejor modelo posible para la PAC del siglo XXI y, como era lógico, calcular el dinero para convertir la propuesta en realidad y así elaborar un documento justo y equilibrado capaz de servir como base de discusión a los supremos mandatarios de la UE. Los ministros de Agricultura dibujábamos el proyecto con arreglo a criterios técnicos y compartidos por una amplia mayoría en el seno de nuestro Consejo, plasmados en un texto, sólo rechazado de manera formal por Portugal. Aunque algunas representaciones formularon reservas parciales, fundamentalmente relacionadas con aspectos financieros, en ningún caso destinadas a impedir, desde un punto de vista reglamentario, la aprobación ampliamente mayoritaria y permitir al presidente Karl-Heinz Funke, considerar el acuerdo como aprobado, y elevarlo en su texto final a la Cumbre extraordinaria. «Hemos cumplido nuestra misión», declaró el presidente Funke, a la hora de las despedidas, y creo que esta frase es la que mejor representa las características de nuestro trabajo, porque sometemos a futura aprobación el texto necesario para mantener en buen estado la máquina agraria de la PAC. Si nuestras peticiones rebasaban ligeramente, según unos, o con largueza, según otros, la barrera de congelación financiera que discutieron los jefes de Estado y de Gobierno en la última reunión de Petersberg, también es evidente que nuestro compromiso tiene suficiente valor moral para hacer reflexionar a los miembros de la Cumbre extraordinaria antes de emitir su última palabra. Una vez dicho todo esto, que, a fin de cuentas, apenas es algo más que repetir el modesto catón comunitario, cualquier observador estará de acuerdo en admitir que para los intereses españoles será mejor que el compromiso elaborado en el Consejo Agrícola contenga propuestas buenas para España, prácticamente en todos los sectores, salvo la excepción del girasol, adoptada para todos los países miembros, aunque se hayan facilitado fórmulas indirectas de apoyo destinadas a mantener este cultivo. Me parece que los avances conseguidos en el sector lácteo, en el vacuno de carne y en los cereales representan un incremento de las ayudas al productor que, con sinceridad, son excelentes, además de remediar la injusticia que arrastrábamos como un sambenito. Ayudas, cuyo aumento es muy sensible y están destinadas a beneficiar a las explotaciones agrarias, grandes o pequeñas. Sería muy recomendable que no se repitiesen algunas falsedades sobre esta clara realidad: cuando Bruselas concede una ayuda compensatoria, ésta tiene como destinatarios a todos los hombres del campo y, en el caso del vacuno y de la leche, beneficiarán especialmente a las explotaciones familiares y profesionales. No podemos olvidar que la Organización Común de Mercado (OCM) del vino, negociada al margen de la Agenda 2000, pero incluida en el acuerdo final, como reclamaba España, responde a los intereses españoles con largueza en beneficio de uno de los sectores más eficaces de nuestra economía. España ha conseguido, en el compromiso de Bruselas, encontrar remedio a situaciones discriminatorias, soportadas silenciosamente por gobiernos anteriores, más preocupados por otras facetas comunitarias que por el campo español. Pero, además, estamos en mejor postura de la que hubiésemos debido soportar si las reformas incluidas en el nuevo modelo de la PAC se hubiesen aplicado en nuestra precedente situación de clara inferioridad, respecto a los demás países que supieron actuar con mejor diligencia en el momento de discutir las adhesiones y las reformas anteriores. Desde que llegué a este Ministerio, y a pesar de otras luchas difíciles, creo que razonablemente resueltas, como la larga batalla del aceite, consideré objetivo prioritario remediar la triple discriminación española: en el sector lácteo, donde nuestra cuota era un atentado a la más elemental equidad; en el vacuno, donde el porcentaje de cabezas de ganado primables se situaba en cifras escandalosamente inferiores a las de otros países miembros; y el intolerable rendimiento histórico fijado para los cereales, acogiéndose Bruselas a un tramo estadístico de tres años, donde dos eran de sequía, para colocar a nuestros herbáceos en el nivel más bajo de toda la UE, inferior al de Portugal o al de Grecia. Es de sobra conocida la dificultad que cualquier reclamación de mejora agrícola experimenta cuando pretende remediar la injusticia de una situación particular. Hay que demostrarla exhaustivamente ante los servicios de la Comisión y choca contra los rígidos moldes de las reglamentaciones ya establecidas, porque los beneficiarios no tienen demasiado interés en atender a los demandantes. La dificultad no apagó la voluntad de emprender la tarea que se había propuesto el Ministerio de Agricultura y, después de dos años y medio de trabajo y lucha, los resultados obtenidos en el documento del 11 de marzo nos gratifican del esfuerzo. En Agricultura pensamos que las únicas batallas irremediablemente perdidas son las que no se dan. Empresa difícil que jamás hubiese sido posible sin que el presidente del Gobierno, José María Aznar, sostuviese con incansable actividad la posición española -y no sólo en Petersberg-, además de su apoyo a la posición de Agricultura en los momentos críticos, cuando más negros eran los pronósticos. Lo mismo he de decir de las actuaciones del vicepresidente segundo del Gobierno, Rodrigo Rato, y de Abel Matutes, ministro de Asuntos Exteriores, conocedor como pocos de los más secretos engranajes comunitarios. En este capítulo de agradecimiento, tengo el gustoso deber de incluir al presidente del Consejo de Ministros de Agricultura, Karl-Heinz, siempre en estrecha colaboración con el comisario Franz Fischler, tan receptivos ambos de las peticiones españolas para situar a nuestra agricultura, en el momento de iniciar las nuevas reformas de la PAC, en condiciones equiparables a las de sus colegas comunitarios. Una última, pero muy importante reseña de gratitudes que quiero incluir en esta lista de defensa del campo español. Me refiero expresamente a las organizaciones profesionales agrícolas y, en especial, a las manifestaciones populares que convocaron COAG y ASAJA y a la presencia de sus líderes en Bruselas. También, a los directivos de cooperativas agrícolas, todos, para exponer sus puntos de vista, enteramente respetables, coincidentes en última instancia con este Ministerio en la idea fundamental de proteger los intereses agrícolas españoles y salvar la existencia de una PAC amenazada por muchos vientos contrarios. La palabra final se la ofrezco al presidente Funke: «Hemos cumplido nuestra misión». Loyola de Palacio es ministra de Agricultura, Pesca y Alimentación. |
11 abril 2009
El PP canario
PP canario le recuerda a la ministra de Medio Ambiente que "lleva ...
En el Facebook, un pequeño homenaje
LOYOLA DE PALACIO NO TE OLVIDAMOS | Facebook
Loyola de Palacio del Valle Lersundi: Loyola era una persona excepcional. Su recuerdo estará siempre presente entre nosotros, porque la política no da ...10 abril 2009
09 abril 2009
08 abril 2009
07 abril 2009
Madridiario - Canal Social Loyola de Palacio da su nombre al nuevo ...
31 Jul 2007 ... Loyola de Palacio da su nombre al nuevo centro para mayores de Usera ... cuando reciba a sus primeros inquilinos, y albergará en sus casi ...06 abril 2009
05 abril 2009
Una página en Europa
Sus diputados : Loyola de PALACIO VALLELERSUNDI
Loyola de PALACIO VALLELERSUNDI. Grupo del Partido Popular Europeo (Demócrata-04 abril 2009
Archivo:Medio siglo de Europa
Jueves, 11 de mayo de 2000 |
En aquellos momentos, Robert Schuman no cumplía un acontecimiento rutinario de los usos diplomáticos vigentes hasta entonces, porque su propuesta saltaba la barrera infranqueable de los acuerdos bilaterales entre naciones -donde nadie renunciaba a determinados abandonos de soberanía- para implantar una institución superior capaz de regular las dos industrias francoalemanas de armamentos. Esta nacía con vocación de «realizar las primeras bases concretas de una Federación Europea indispensable para la preservación de la paz».
Se obtenía una cláusula de paz, en primer lugar, cuando todavía el rescoldo de la II Guerra Mundial alumbraba bajo las ruinas de las ciudades destruidas seis años antes, pero además, se proponían, por encima de las fronteras, acuerdos plurinacionales, aceptados por los representantes parlamentarios de todos los países, dispuestos a delegar parcelas de su propia soberanía en una organización común, con atribuciones para lanzar directivas que debían ser aprobadas por las naciones participantes en el conjunto.
Desde entonces, Europa ha crecido como identidad superior gracias a la buena voluntad de los estados que firmaron los Tratados de Roma, de Maastricht y de Amsterdam, además del Acta Unica, etapas todas ellas convergentes, para asociarse en una figura sin precedentes dentro del Derecho político, a la que hoy todavía no se le ha encontrado etiqueta jurídica de entendimiento universal. La anterior Conferencia Intergubernamental, con gran modestia, habló de una Europa sui generis y, todavía esperamos los europeos que esta formidable masa de recursos y culturas llamada Europa encuentre en el diccionario político su propia autodefinición.
El original camino abierto en la Declaración del 9 de mayo de 1950 encierra un método de trabajo, que posiblemente sea su más precioso legado, y que debemos recordar cuando Europa se encuentra en un momento crítico ante el fenomenal acontecimiento de la gran ampliación pendiente.
Hace 50 años Robert Schuman decía lo siguiente: «Europa no se realizará de golpe, ni tampoco como una construcción conjunta. Europa se hará por realizaciones concretas, destinadas en primer lugar a una solidaridad de hecho». Era la táctica del paso a paso, la que nos enseñó Robert Schuman para sostener de manera simultánea el crecimiento de la solidaridad y, a la vez, frenar las imprudencias que algunos impacientes, tan llenos de buena voluntad como de escaso sentido, pretendían cambiar con tácticas de aceleración.
Es seguro que la Unión Europea tendrá que reformar las reglas que han servido para reagrupar los seis países del Tratado de Roma en los 15 actuales, y ahora debe afrontar de nuevo las tres grandes cuestiones, llamadas con razón «los residuos de Amsterdam», para poder encajar en el marco institucional a los nuevos países, todavía hoy candidatos, pero destinados a terminar con un sillón en el Consejo de Ministros de la Unión Europea.
Sobre esta cuestión no caben ambigüedades ni trapisondas, porque todos ellos tienen la voluntad de unirse a sus hermanos que se libraron del dominio soviético y han alcanzado una espléndida prosperidad.
Puesto que todos estamos de acuerdo en abrir la actual Unión Europea a nuevos miembros, me parece indispensable recordar, cuando se cumplen 50 años de la Declaración de Robert Schuman, que la construcción europea debe realizarse con prudencia, con un cuidadoso ritmo de la marcha paso a paso, porque haríamos un flaco favor a los nuevos miembros adheridos, por un lado, y a la total organización del actual Grupo de los Quince, si impusiéramos la precipitación en los procesos de adhesión.
La Europa al borde del siglo XXI no es la Europa de la posguerra mundial y, por lo tanto, nuestros problemas futuros son diferentes a los que Robert Schuman soportó cuando hizo su propuesta hace 50 años.
Es cierto que las diferencias políticas son enormes entre 1950 y el año 2000 y que ahora serán más fáciles ciertas cosas que entonces eran terribles, ya que en nuestro tiempo no son los problemas de la paz y de la guerra entre sus países miembros los que tratará de remediar la Unión Europea del siglo XXI, sino el ajuste leal entre los Quince y las conversaciones con la larga lista de aspirantes a ser socios del club.
Es otro orden de dificultades el que nos aguarda... a partir del 2002, pero personalmente no creo que sean insuperables, ni que puedan desembocar en el fracaso. Cuando Robert Schuman hizo su propuesta de unión entre las industrias del carbón y del acero de Francia y Alemania fue calificado por determinados políticos franceses como el conductor de un «complot legal». Medio siglo más tarde los que acusaban a Schuman sólo podrían pedir perdón por tanta ceguera y tanto odio.
A nuestra generación le queda protagonizar la segunda parte del proceso y, esperamos haber aprendido las lecciones de Robert Schuman. Europa sabe que puede hacerlo a la sombra de unas banderas que pregonan como lema europeo la «unidad en la diversidad». Así queremos ser, unidos y diversos.
Loyola de Palacio es vicepresidenta de la Comisión Europea.
03 abril 2009
Esta blog pretende ser un homenaje y una esperanza
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