29 enero 2013
28 enero 2013
El blog de Loyola de Palacio en Internet
DiceLaRed: Periódico Online de Internet
Después de ver las diferentes blogs de políticos, esta es mi recomendación, la blog de Loyola de Palacio por las fotos, los textos, ...
Después de ver las diferentes blogs de políticos, esta es mi recomendación, la blog de Loyola de Palacio por las fotos, los textos, ...
HAN SIDO APROBADAS LAS BECAS LOYOLA DE PALACIO
Archivo:Ministra de Agricultura
Lunes, 15 de marzo de 1999 |
TRIBUNA / REFORMA DE LA PAC
LOYOLA DE PALACIO
Agricultura: «Misión cumplida»
La ministra de Agricultura afirma que los objetivos para preservar el campo español se han cumplido en la negociación sobre la Política Agrícola Común (PAC) para el siglo XXI. Incluso, asegura que se han corregido injusticias históricas.
La maratón agrícola de Bruselas, rematada en la madrugada del jueves 11 de marzo, ponía punto final a un larguísimo proceso de varias semanas, donde los 15 ministros europeos del ramo debíamos redactar un texto de compromiso sobre las modalidades destinadas a ordenar el capítulo agrícola de la Agenda 2000 y fijar el marco de la Política Agrícola Común (PAC) que permita al sector agrario abordar los primeros años del siglo XXI.
Los trabajos que debíamos cumplir los ministros de Agricultura, se limitaban, como era natural, a las necesidades del sector agrario y a trazar las líneas múltiples de orientación que puedan ser más tarde plasmadas en los respectivos reglamentos, pero el cónclave ministerial conocía perfectamente los límites de sus competencias en el terreno financiero que corresponderá fijar, en última instancia, a los jefes de Estado y de Gobierno, en la Cumbre extraordinaria del 24 y el 25 de este mes. Como andan en circulación algunas confusiones sobre la buena distribución del trabajo entre las instituciones comunitarias, conviene aclarar que nadie creía en la reunión ministerial agrícola estar en condiciones de cerrar el ejercicio. Todos sabíamos que nuestras propuestas tenían un coste presupuestario que no podíamos establecer con ignorancia de las discusiones de Petersberg. Nuestro trabajo se limitaba a establecer el mejor modelo posible para la PAC del siglo XXI y, como era lógico, calcular el dinero para convertir la propuesta en realidad y así elaborar un documento justo y equilibrado capaz de servir como base de discusión a los supremos mandatarios de la UE. Los ministros de Agricultura dibujábamos el proyecto con arreglo a criterios técnicos y compartidos por una amplia mayoría en el seno de nuestro Consejo, plasmados en un texto, sólo rechazado de manera formal por Portugal. Aunque algunas representaciones formularon reservas parciales, fundamentalmente relacionadas con aspectos financieros, en ningún caso destinadas a impedir, desde un punto de vista reglamentario, la aprobación ampliamente mayoritaria y permitir al presidente Karl-Heinz Funke, considerar el acuerdo como aprobado, y elevarlo en su texto final a la Cumbre extraordinaria. «Hemos cumplido nuestra misión», declaró el presidente Funke, a la hora de las despedidas, y creo que esta frase es la que mejor representa las características de nuestro trabajo, porque sometemos a futura aprobación el texto necesario para mantener en buen estado la máquina agraria de la PAC. Si nuestras peticiones rebasaban ligeramente, según unos, o con largueza, según otros, la barrera de congelación financiera que discutieron los jefes de Estado y de Gobierno en la última reunión de Petersberg, también es evidente que nuestro compromiso tiene suficiente valor moral para hacer reflexionar a los miembros de la Cumbre extraordinaria antes de emitir su última palabra. Una vez dicho todo esto, que, a fin de cuentas, apenas es algo más que repetir el modesto catón comunitario, cualquier observador estará de acuerdo en admitir que para los intereses españoles será mejor que el compromiso elaborado en el Consejo Agrícola contenga propuestas buenas para España, prácticamente en todos los sectores, salvo la excepción del girasol, adoptada para todos los países miembros, aunque se hayan facilitado fórmulas indirectas de apoyo destinadas a mantener este cultivo. Me parece que los avances conseguidos en el sector lácteo, en el vacuno de carne y en los cereales representan un incremento de las ayudas al productor que, con sinceridad, son excelentes, además de remediar la injusticia que arrastrábamos como un sambenito. Ayudas, cuyo aumento es muy sensible y están destinadas a beneficiar a las explotaciones agrarias, grandes o pequeñas. Sería muy recomendable que no se repitiesen algunas falsedades sobre esta clara realidad: cuando Bruselas concede una ayuda compensatoria, ésta tiene como destinatarios a todos los hombres del campo y, en el caso del vacuno y de la leche, beneficiarán especialmente a las explotaciones familiares y profesionales. No podemos olvidar que la Organización Común de Mercado (OCM) del vino, negociada al margen de la Agenda 2000, pero incluida en el acuerdo final, como reclamaba España, responde a los intereses españoles con largueza en beneficio de uno de los sectores más eficaces de nuestra economía. España ha conseguido, en el compromiso de Bruselas, encontrar remedio a situaciones discriminatorias, soportadas silenciosamente por gobiernos anteriores, más preocupados por otras facetas comunitarias que por el campo español. Pero, además, estamos en mejor postura de la que hubiésemos debido soportar si las reformas incluidas en el nuevo modelo de la PAC se hubiesen aplicado en nuestra precedente situación de clara inferioridad, respecto a los demás países que supieron actuar con mejor diligencia en el momento de discutir las adhesiones y las reformas anteriores. Desde que llegué a este Ministerio, y a pesar de otras luchas difíciles, creo que razonablemente resueltas, como la larga batalla del aceite, consideré objetivo prioritario remediar la triple discriminación española: en el sector lácteo, donde nuestra cuota era un atentado a la más elemental equidad; en el vacuno, donde el porcentaje de cabezas de ganado primables se situaba en cifras escandalosamente inferiores a las de otros países miembros; y el intolerable rendimiento histórico fijado para los cereales, acogiéndose Bruselas a un tramo estadístico de tres años, donde dos eran de sequía, para colocar a nuestros herbáceos en el nivel más bajo de toda la UE, inferior al de Portugal o al de Grecia. Es de sobra conocida la dificultad que cualquier reclamación de mejora agrícola experimenta cuando pretende remediar la injusticia de una situación particular. Hay que demostrarla exhaustivamente ante los servicios de la Comisión y choca contra los rígidos moldes de las reglamentaciones ya establecidas, porque los beneficiarios no tienen demasiado interés en atender a los demandantes. La dificultad no apagó la voluntad de emprender la tarea que se había propuesto el Ministerio de Agricultura y, después de dos años y medio de trabajo y lucha, los resultados obtenidos en el documento del 11 de marzo nos gratifican del esfuerzo. En Agricultura pensamos que las únicas batallas irremediablemente perdidas son las que no se dan. Empresa difícil que jamás hubiese sido posible sin que el presidente del Gobierno, José María Aznar, sostuviese con incansable actividad la posición española -y no sólo en Petersberg-, además de su apoyo a la posición de Agricultura en los momentos críticos, cuando más negros eran los pronósticos. Lo mismo he de decir de las actuaciones del vicepresidente segundo del Gobierno, Rodrigo Rato, y de Abel Matutes, ministro de Asuntos Exteriores, conocedor como pocos de los más secretos engranajes comunitarios. En este capítulo de agradecimiento, tengo el gustoso deber de incluir al presidente del Consejo de Ministros de Agricultura, Karl-Heinz, siempre en estrecha colaboración con el comisario Franz Fischler, tan receptivos ambos de las peticiones españolas para situar a nuestra agricultura, en el momento de iniciar las nuevas reformas de la PAC, en condiciones equiparables a las de sus colegas comunitarios. Una última, pero muy importante reseña de gratitudes que quiero incluir en esta lista de defensa del campo español. Me refiero expresamente a las organizaciones profesionales agrícolas y, en especial, a las manifestaciones populares que convocaron COAG y ASAJA y a la presencia de sus líderes en Bruselas. También, a los directivos de cooperativas agrícolas, todos, para exponer sus puntos de vista, enteramente respetables, coincidentes en última instancia con este Ministerio en la idea fundamental de proteger los intereses agrícolas españoles y salvar la existencia de una PAC amenazada por muchos vientos contrarios. La palabra final se la ofrezco al presidente Funke: «Hemos cumplido nuestra misión». Loyola de Palacio es ministra de Agricultura, Pesca y Alimentación. |
LOS BIOCARBURANTES Y GALICIA
El de los biocarburantes es un tema que se ha puesto de moda. Es lógico. La utilización de carburantes de origen renovable, además de reducir nuestra dependencia exterior y de mejorar la seguridad del abastecimiento, favorece al medio ambiente y crea empleo, fortaleciendo la estructura económica y social de las zonas rurales. No es un invento reciente pues ya nuestros antepasados más lejanos, como nosotros mismos hace sólo unas décadas, calentaban sus viviendas y preparaban sus alimentos utilizando la leña de nuestros montes, navegaban a vela y aprovechaban la fuerza de nuestros ríos para mover los molinos . Por eso me encanta la denominación de energía tradicional que en un país escandinavo se le da a la procedente de fuentes renovables. No olvidemos que hace poco más de cien años el ingeniero Diesel presentaba su motor en la Exposición Universal de París utilizando como carburante aceite de cacahuete y que hace ya 90 años Edison recomendaba utilizar los recursos naturales para obtener la energía que necesitásemos.
Dicho esto voy a centrarme en el título e intentar poner negro sobre blanco algunas ideas que desde que empecé a ocuparme de los biocarburantes, hace ya bastantes años, me asaltan con fuerza cada vez que, con menos frecuencia de la deseada, visito Galicia. Pero antes permítanme unas palabras sobre los biocarburantes, y una advertencia sobre su rentabilidad energética. Se discute mucho sobre el costo de obtención de los biocarburantes y sobre su capacidad de competir con los carburantes de origen fósil pero más importante que su rentabilidad económica y financiera es la rentabilidad energética de la producción, el llamado ciclo vital, que relaciona la energía fósil consumida a lo largo de todo el proceso de elaboración con la energía renovable obtenida.
Según estudios fiables el ciclo vital medio de la producción de bioetanol a partir de trigo, considerando la totalidad de los subproductos y coproductos, varía entre 3,4 y 3,7 unidades por cada unidad de energía fósil consumida. Si el bioetanol se transforma en ETBE, que es como se consume en España, el ratio desciende a 1,3, ratio verdaderamente muy ajustado. En el caso del biodiesel, el ciclo vital para el de colza, considerando también la energía obtenida de la totalidad de la planta y no sólo la del aceite, oscila alrededor de 2,5 si las extractoras están ubicadas en la zona de cultivo.
EL MONTE Y EL AGUA
Y es aquí donde Galicia puede tener una gran oportunidad, al disponer de importantes recursos para la obtención de los llamados biocarburantes de segunda generación a partir de la transformación de lignocelulosa, máxime cuando se está cuestionando en todo el mundo la utilización, para la elaboración de biocarburantes, de producciones agrícolas hasta ahora empleadas exclusivamente para la alimentación humana o animal. El incremento de la demanda que la nueva utilización provoca está causando efectos no deseados tanto por el aumento de sus precios, aspecto especialmente importante en los países más pobres, como por la puesta en cultivo de tierras hasta ahora vírgenes o la transformación en regadío de nuevas superficies, con el consiguiente impacto ambiental, para atender las nuevas demandas.
Galicia, con una agricultura carente de estructuras adecuadas para la producción competitiva de oleaginosas o de cereales, dispone sin embargo de enormes cantidades de biomasa en los montes, que ocupan casi la mitad de su superficie. Esta biomasa procedente de especies leñosas o herbáceas, de la limpieza de montes, de residuos agrícolas y forestales o de la industrialización de sus productos, puede y debe ser una gran fuente de riqueza. Se trata de utilizar la celulosa, la molécula orgánica más abundante de la naturaleza, cuya multiplicación en Galicia es rapidísima y de la que hasta ahora no se obtiene todo su valor, disminuyendo, al mismo tiempo el riesgo de incendios con su correlato de costos económicos, ambientales, sociales e incluso políticos. Además su ciclo vital es mucho mejor que el anteriormente indicado para los productos agrícolas pues es capaz de producir 8 toneladas equivalentes de petróleo por cada una consumida en el proceso.
Otro sector con posibilidades es el de los cultivos acuáticos, tanto en aguas saladas como dulces. Alrededor del 40% de la biomasa del planeta se produce en los océanos. Su potencial es enorme aunque su utilización actual sea muy escasa. Al margen de la utilización de algas capaces de absorber el CO2 emitido por instalaciones industriales actuando como verdaderos comeCO2, existen vegetales capaces de producir en aguas cálidas hasta 100 Tm de materia seca por hectárea, o algas unicelulares con producciones de más de 125.000 litros de biodiesel por hectárea, cuando el obtenido en la misma superficie por un cultivo de girasol no llega a los 500 litros.
LA INVESTIGACIÓN
Pero no todo el monte, ni el agua, es orégano. El aprovechamiento de la biomasa exige un gran esfuerzo de investigación, especialmente en el campo de la biotecnología, y un desarrollo que garantice el éxito de las nuevas tecnologías. Creo que en Galicia hay investigadores y centros de investigación, tanto públicos como privados, perfectamente preparados para trabajar en este campo. La sociedad, todas las partes interesadas, debemos cooperar para que lo que se está haciendo en otras latitudes sea también una realidad en Galicia.
La U.E. acaba de aprobar el Séptimo Programa Marco que concede gran prioridad a la investigación sobre biomasa incluyendo ámbitos de trabajo como el desarrollo de una “plataforma tecnológica de los biocarburantes”, o las “biorefinerías”, para obtener el máximo rendimiento de todas las partes de los vegetales, o la investigación en biocarburantes de segunda generación. En este ultimo ámbito se ha producido un incremento importante de la financiación comunitaria.
¿CUMPLIREMOS?
Hace tres años la Vicepresidenta de la Comisión y Comisaria de Energía y Transportes, Loyola de Palacio impulsó la Directiva 2003/30 que establecía los objetivos para la incorporación de biocarburantes a los hidrocarburos utilizados en transporte a partir de 2005. El año pasado no alcanzamos los valores de referencia y todo parece indicar que pasará lo mismo en 2006. Segun estaba previsto en la mencionada Directiva, la Comisión presentará este año un informe sobre su aplicación en el que entre otros se abordará el uso de las “obligaciones de biocarburantes”, ya en vigor en algunos Estados miembros. Además se contabilizarán unicamente, a efectos del logro de los objetivos, los biocarburantes en cuya producción se respeten las normas de sostenibilidad.
En mi opinión este ultima condición favorecerá considerablemente a los biocarburantes de segunda generación si bien el éxito del programa dependerá de un adecuado suministro de biomasa. Coincide esta orientación con el acuerdo del pasado mes de marzo de los Jefes de Estado y de Gobierno de la U.E. para promover la utilización de la biomasa con objeto de diversificar las fuentes de abastecimiento, reducir las emisiones de gases de efecto invernadero y crear nuevas fuentes de renta y de empleo en las zonas rurales, estando el Banco Europeo de Inversiones en condiciones de financiar el desarrollo de proyectos y tecnologías económicamente viables.
Considerando que el apoyo al desarrollo de la biomasa es un importante objetivo para los Fondos Estructurales y de Cohesión se podría obtener financiación comunitaria para el suministro de equipos para la producción de biomasa o para las instalaciones de elaboración de biocarburantes. La Comisión ha propuesto unas Directrices estratégicas de desarrollo rural que hacen hincapié en las energías renovables y, en particular, en las cadenas de suministro de biomasa, instando a los Estados miembros y a las Regiones a que, al preparar sus marcos de referencia y sus programas operativos, tengan en cuenta las ventajas potenciales de la biomasa. Si se atienden las indicaciones comunitarias se podrá reducir la incertidumbre de los inversores sobre la disponibilidad física y económica de la biomasa.
Esperemos que no tarden en publicarse en el BOE y en el DOG los mencionados marcos estratégicos y sus correspondientes programas operativos y que en ellos se tenga en cuenta la producción de biomasa para la elaboración de biocarburantes. Ello propiciaría grandes oportunidades para Galicia, ayudándonos, al mismo tiempo, a cumplir los objetivos de Kyoto y a avanzar hacia las metas propuestas en el Acuerdo de Lisboa.
Joaquín Domínguez Pereira
Dr. Ingeniero Agrónomo
Publicado en “Faro de Vigo” el 23.06.06
Dicho esto voy a centrarme en el título e intentar poner negro sobre blanco algunas ideas que desde que empecé a ocuparme de los biocarburantes, hace ya bastantes años, me asaltan con fuerza cada vez que, con menos frecuencia de la deseada, visito Galicia. Pero antes permítanme unas palabras sobre los biocarburantes, y una advertencia sobre su rentabilidad energética. Se discute mucho sobre el costo de obtención de los biocarburantes y sobre su capacidad de competir con los carburantes de origen fósil pero más importante que su rentabilidad económica y financiera es la rentabilidad energética de la producción, el llamado ciclo vital, que relaciona la energía fósil consumida a lo largo de todo el proceso de elaboración con la energía renovable obtenida.
Según estudios fiables el ciclo vital medio de la producción de bioetanol a partir de trigo, considerando la totalidad de los subproductos y coproductos, varía entre 3,4 y 3,7 unidades por cada unidad de energía fósil consumida. Si el bioetanol se transforma en ETBE, que es como se consume en España, el ratio desciende a 1,3, ratio verdaderamente muy ajustado. En el caso del biodiesel, el ciclo vital para el de colza, considerando también la energía obtenida de la totalidad de la planta y no sólo la del aceite, oscila alrededor de 2,5 si las extractoras están ubicadas en la zona de cultivo.
EL MONTE Y EL AGUA
Y es aquí donde Galicia puede tener una gran oportunidad, al disponer de importantes recursos para la obtención de los llamados biocarburantes de segunda generación a partir de la transformación de lignocelulosa, máxime cuando se está cuestionando en todo el mundo la utilización, para la elaboración de biocarburantes, de producciones agrícolas hasta ahora empleadas exclusivamente para la alimentación humana o animal. El incremento de la demanda que la nueva utilización provoca está causando efectos no deseados tanto por el aumento de sus precios, aspecto especialmente importante en los países más pobres, como por la puesta en cultivo de tierras hasta ahora vírgenes o la transformación en regadío de nuevas superficies, con el consiguiente impacto ambiental, para atender las nuevas demandas.
Galicia, con una agricultura carente de estructuras adecuadas para la producción competitiva de oleaginosas o de cereales, dispone sin embargo de enormes cantidades de biomasa en los montes, que ocupan casi la mitad de su superficie. Esta biomasa procedente de especies leñosas o herbáceas, de la limpieza de montes, de residuos agrícolas y forestales o de la industrialización de sus productos, puede y debe ser una gran fuente de riqueza. Se trata de utilizar la celulosa, la molécula orgánica más abundante de la naturaleza, cuya multiplicación en Galicia es rapidísima y de la que hasta ahora no se obtiene todo su valor, disminuyendo, al mismo tiempo el riesgo de incendios con su correlato de costos económicos, ambientales, sociales e incluso políticos. Además su ciclo vital es mucho mejor que el anteriormente indicado para los productos agrícolas pues es capaz de producir 8 toneladas equivalentes de petróleo por cada una consumida en el proceso.
Otro sector con posibilidades es el de los cultivos acuáticos, tanto en aguas saladas como dulces. Alrededor del 40% de la biomasa del planeta se produce en los océanos. Su potencial es enorme aunque su utilización actual sea muy escasa. Al margen de la utilización de algas capaces de absorber el CO2 emitido por instalaciones industriales actuando como verdaderos comeCO2, existen vegetales capaces de producir en aguas cálidas hasta 100 Tm de materia seca por hectárea, o algas unicelulares con producciones de más de 125.000 litros de biodiesel por hectárea, cuando el obtenido en la misma superficie por un cultivo de girasol no llega a los 500 litros.
LA INVESTIGACIÓN
Pero no todo el monte, ni el agua, es orégano. El aprovechamiento de la biomasa exige un gran esfuerzo de investigación, especialmente en el campo de la biotecnología, y un desarrollo que garantice el éxito de las nuevas tecnologías. Creo que en Galicia hay investigadores y centros de investigación, tanto públicos como privados, perfectamente preparados para trabajar en este campo. La sociedad, todas las partes interesadas, debemos cooperar para que lo que se está haciendo en otras latitudes sea también una realidad en Galicia.
La U.E. acaba de aprobar el Séptimo Programa Marco que concede gran prioridad a la investigación sobre biomasa incluyendo ámbitos de trabajo como el desarrollo de una “plataforma tecnológica de los biocarburantes”, o las “biorefinerías”, para obtener el máximo rendimiento de todas las partes de los vegetales, o la investigación en biocarburantes de segunda generación. En este ultimo ámbito se ha producido un incremento importante de la financiación comunitaria.
¿CUMPLIREMOS?
Hace tres años la Vicepresidenta de la Comisión y Comisaria de Energía y Transportes, Loyola de Palacio impulsó la Directiva 2003/30 que establecía los objetivos para la incorporación de biocarburantes a los hidrocarburos utilizados en transporte a partir de 2005. El año pasado no alcanzamos los valores de referencia y todo parece indicar que pasará lo mismo en 2006. Segun estaba previsto en la mencionada Directiva, la Comisión presentará este año un informe sobre su aplicación en el que entre otros se abordará el uso de las “obligaciones de biocarburantes”, ya en vigor en algunos Estados miembros. Además se contabilizarán unicamente, a efectos del logro de los objetivos, los biocarburantes en cuya producción se respeten las normas de sostenibilidad.
En mi opinión este ultima condición favorecerá considerablemente a los biocarburantes de segunda generación si bien el éxito del programa dependerá de un adecuado suministro de biomasa. Coincide esta orientación con el acuerdo del pasado mes de marzo de los Jefes de Estado y de Gobierno de la U.E. para promover la utilización de la biomasa con objeto de diversificar las fuentes de abastecimiento, reducir las emisiones de gases de efecto invernadero y crear nuevas fuentes de renta y de empleo en las zonas rurales, estando el Banco Europeo de Inversiones en condiciones de financiar el desarrollo de proyectos y tecnologías económicamente viables.
Considerando que el apoyo al desarrollo de la biomasa es un importante objetivo para los Fondos Estructurales y de Cohesión se podría obtener financiación comunitaria para el suministro de equipos para la producción de biomasa o para las instalaciones de elaboración de biocarburantes. La Comisión ha propuesto unas Directrices estratégicas de desarrollo rural que hacen hincapié en las energías renovables y, en particular, en las cadenas de suministro de biomasa, instando a los Estados miembros y a las Regiones a que, al preparar sus marcos de referencia y sus programas operativos, tengan en cuenta las ventajas potenciales de la biomasa. Si se atienden las indicaciones comunitarias se podrá reducir la incertidumbre de los inversores sobre la disponibilidad física y económica de la biomasa.
Esperemos que no tarden en publicarse en el BOE y en el DOG los mencionados marcos estratégicos y sus correspondientes programas operativos y que en ellos se tenga en cuenta la producción de biomasa para la elaboración de biocarburantes. Ello propiciaría grandes oportunidades para Galicia, ayudándonos, al mismo tiempo, a cumplir los objetivos de Kyoto y a avanzar hacia las metas propuestas en el Acuerdo de Lisboa.
Joaquín Domínguez Pereira
Dr. Ingeniero Agrónomo
Publicado en “Faro de Vigo” el 23.06.06
Suscribirse a:
Entradas (Atom)