28 enero 2013

LOS BIOCARBURANTES Y GALICIA

El de los biocarburantes es un tema que se ha puesto de moda. Es lógico. La utilización de carburantes de origen renovable, además de reducir nuestra dependencia exterior y de mejorar la seguridad del abastecimiento, favorece al medio ambiente y crea empleo, fortaleciendo la estructura económica y social de las zonas rurales. No es un invento reciente pues ya nuestros antepasados más lejanos, como nosotros mismos hace sólo unas décadas, calentaban sus viviendas y preparaban sus alimentos utilizando la leña de nuestros montes, navegaban a vela y aprovechaban la fuerza de nuestros ríos para mover los molinos . Por eso me encanta la denominación de energía tradicional que en un país escandinavo se le da a la procedente de fuentes renovables. No olvidemos que hace poco más de cien años el ingeniero Diesel presentaba su motor en la Exposición Universal de París utilizando como carburante aceite de cacahuete y que hace ya 90 años Edison recomendaba utilizar los recursos naturales para obtener la energía que necesitásemos.

Dicho esto voy a centrarme en el título e intentar poner negro sobre blanco algunas ideas que desde que empecé a ocuparme de los biocarburantes, hace ya bastantes años, me asaltan con fuerza cada vez que, con menos frecuencia de la deseada, visito Galicia. Pero antes permítanme unas palabras sobre los biocarburantes, y una advertencia sobre su rentabilidad energética. Se discute mucho sobre el costo de obtención de los biocarburantes y sobre su capacidad de competir con los carburantes de origen fósil pero más importante que su rentabilidad económica y financiera es la rentabilidad energética de la producción, el llamado ciclo vital, que relaciona la energía fósil consumida a lo largo de todo el proceso de elaboración con la energía renovable obtenida.

Según estudios fiables el ciclo vital medio de la producción de bioetanol a partir de trigo, considerando la totalidad de los subproductos y coproductos, varía entre 3,4 y 3,7 unidades por cada unidad de energía fósil consumida. Si el bioetanol se transforma en ETBE, que es como se consume en España, el ratio desciende a 1,3, ratio verdaderamente muy ajustado. En el caso del biodiesel, el ciclo vital para el de colza, considerando también la energía obtenida de la totalidad de la planta y no sólo la del aceite, oscila alrededor de 2,5 si las extractoras están ubicadas en la zona de cultivo.


EL MONTE Y EL AGUA

Y es aquí donde Galicia puede tener una gran oportunidad, al disponer de importantes recursos para la obtención de los llamados biocarburantes de segunda generación a partir de la transformación de lignocelulosa, máxime cuando se está cuestionando en todo el mundo la utilización, para la elaboración de biocarburantes, de producciones agrícolas hasta ahora empleadas exclusivamente para la alimentación humana o animal. El incremento de la demanda que la nueva utilización provoca está causando efectos no deseados tanto por el aumento de sus precios, aspecto especialmente importante en los países más pobres, como por la puesta en cultivo de tierras hasta ahora vírgenes o la transformación en regadío de nuevas superficies, con el consiguiente impacto ambiental, para atender las nuevas demandas.

Galicia, con una agricultura carente de estructuras adecuadas para la producción competitiva de oleaginosas o de cereales, dispone sin embargo de enormes cantidades de biomasa en los montes, que ocupan casi la mitad de su superficie. Esta biomasa procedente de especies leñosas o herbáceas, de la limpieza de montes, de residuos agrícolas y forestales o de la industrialización de sus productos, puede y debe ser una gran fuente de riqueza. Se trata de utilizar la celulosa, la molécula orgánica más abundante de la naturaleza, cuya multiplicación en Galicia es rapidísima y de la que hasta ahora no se obtiene todo su valor, disminuyendo, al mismo tiempo el riesgo de incendios con su correlato de costos económicos, ambientales, sociales e incluso políticos. Además su ciclo vital es mucho mejor que el anteriormente indicado para los productos agrícolas pues es capaz de producir 8 toneladas equivalentes de petróleo por cada una consumida en el proceso.

Otro sector con posibilidades es el de los cultivos acuáticos, tanto en aguas saladas como dulces. Alrededor del 40% de la biomasa del planeta se produce en los océanos. Su potencial es enorme aunque su utilización actual sea muy escasa. Al margen de la utilización de algas capaces de absorber el CO2 emitido por instalaciones industriales actuando como verdaderos comeCO2, existen vegetales capaces de producir en aguas cálidas hasta 100 Tm de materia seca por hectárea, o algas unicelulares con producciones de más de 125.000 litros de biodiesel por hectárea, cuando el obtenido en la misma superficie por un cultivo de girasol no llega a los 500 litros.


LA INVESTIGACIÓN

Pero no todo el monte, ni el agua, es orégano. El aprovechamiento de la biomasa exige un gran esfuerzo de investigación, especialmente en el campo de la biotecnología, y un desarrollo que garantice el éxito de las nuevas tecnologías. Creo que en Galicia hay investigadores y centros de investigación, tanto públicos como privados, perfectamente preparados para trabajar en este campo. La sociedad, todas las partes interesadas, debemos cooperar para que lo que se está haciendo en otras latitudes sea también una realidad en Galicia.

La U.E. acaba de aprobar el Séptimo Programa Marco que concede gran prioridad a la investigación sobre biomasa incluyendo ámbitos de trabajo como el desarrollo de una “plataforma tecnológica de los biocarburantes”, o las “biorefinerías”, para obtener el máximo rendimiento de todas las partes de los vegetales, o la investigación en biocarburantes de segunda generación. En este ultimo ámbito se ha producido un incremento importante de la financiación comunitaria.


¿CUMPLIREMOS?

Hace tres años la Vicepresidenta de la Comisión y Comisaria de Energía y Transportes, Loyola de Palacio impulsó la Directiva 2003/30 que establecía los objetivos para la incorporación de biocarburantes a los hidrocarburos utilizados en transporte a partir de 2005. El año pasado no alcanzamos los valores de referencia y todo parece indicar que pasará lo mismo en 2006. Segun estaba previsto en la mencionada Directiva, la Comisión presentará este año un informe sobre su aplicación en el que entre otros se abordará el uso de las “obligaciones de biocarburantes”, ya en vigor en algunos Estados miembros. Además se contabilizarán unicamente, a efectos del logro de los objetivos, los biocarburantes en cuya producción se respeten las normas de sostenibilidad.

En mi opinión este ultima condición favorecerá considerablemente a los biocarburantes de segunda generación si bien el éxito del programa dependerá de un adecuado suministro de biomasa. Coincide esta orientación con el acuerdo del pasado mes de marzo de los Jefes de Estado y de Gobierno de la U.E. para promover la utilización de la biomasa con objeto de diversificar las fuentes de abastecimiento, reducir las emisiones de gases de efecto invernadero y crear nuevas fuentes de renta y de empleo en las zonas rurales, estando el Banco Europeo de Inversiones en condiciones de financiar el desarrollo de proyectos y tecnologías económicamente viables.

Considerando que el apoyo al desarrollo de la biomasa es un importante objetivo para los Fondos Estructurales y de Cohesión se podría obtener financiación comunitaria para el suministro de equipos para la producción de biomasa o para las instalaciones de elaboración de biocarburantes. La Comisión ha propuesto unas Directrices estratégicas de desarrollo rural que hacen hincapié en las energías renovables y, en particular, en las cadenas de suministro de biomasa, instando a los Estados miembros y a las Regiones a que, al preparar sus marcos de referencia y sus programas operativos, tengan en cuenta las ventajas potenciales de la biomasa. Si se atienden las indicaciones comunitarias se podrá reducir la incertidumbre de los inversores sobre la disponibilidad física y económica de la biomasa.

Esperemos que no tarden en publicarse en el BOE y en el DOG los mencionados marcos estratégicos y sus correspondientes programas operativos y que en ellos se tenga en cuenta la producción de biomasa para la elaboración de biocarburantes. Ello propiciaría grandes oportunidades para Galicia, ayudándonos, al mismo tiempo, a cumplir los objetivos de Kyoto y a avanzar hacia las metas propuestas en el Acuerdo de Lisboa.

Joaquín Domínguez Pereira
Dr. Ingeniero Agrónomo

Publicado en “Faro de Vigo” el 23.06.06