San Ignacio de Loyola.
El 31 de julio de 2006, a eso de las cuatro de la tarde, sonó mi teléfono y al otro lado escuché la voz de Loyola que sólo me dijo: "llámame que estoy de santo". Acto seguido la llamé y se echó a reir como ella solía hacer.
Un día muy especial para todos, un beso al Cielo, ¡Loyola!