10 septiembre 2008

La dependencia europea de Georgia


publicado en ABC
Lunes, 01-09-08

El conflicto entre Rusia y Georgia ha puesto de manifiesto la valiosa ubicación geoestratégica del pequeño país caucásico. Los oleoductos que atraviesan su territorio son la pieza clave del plan de la Unión Europea para disminuir su dependencia energética de Rusia. Mientras, para Moscú, los puertos georgianos aparecen como una tentadora alternativa para su flota del mar Negro, fondeada ahora en Sebastopol bajo el auspicio de un aspirante a ingresar en la OTAN (Ucrania), y rodeada por las costas de miembros de la Alianza Atlántica.


La debilidad de Georgia ante los tanques rusos ha puesto de manifiesto la vulnerabilidad de los planes europeos de abrir un «cuarto corredor» para el gas natural que abastece los hogares europeos, que sirva como alternativa al que proviene de Noruega, de Argelia y, sobre todo, de Rusia (los tres países producen la mitad del gas que consume Europa).


La necesidad de diversificar las fuentes del abastecimiento energético la situó en el corazón de la agenda comunitaria la entonces comisaria de Transporte y Energía, Loyola de Palacio, con la publicación en noviembre de 2000 de un libro verde sobre seguridad energética. Las cifras que contenía fueron ratificadas por la Comisión Europea en marzo de 2006: «En los próximos 20 ó 30 años, un 70 por ciento de las necesidades energéticas de la Unión se satisfarán mediante productos importados, frente al 50 por ciento actual».


La gran apuesta europea es el proyecto conocido como Nabucco, un gasoducto de 3.400 kilómetros que para el año 2012 debería encaminar el gas de grandes productores como Azerbaiyán, Turkmenistán o Kazajastán a los consumidores europeos sin pasar por suelo ruso. El gasoducto utilizaría las infraestructuras georgianas para conectar Bakú (capital azerí) y Austria vía Turquía, Bulgaria, Rumanía y Hungría. Una ruta mucho más segura que las tuberías rusas, y que en el futuro podría conectarse también con Irán, país que alberga las segundas mayores reservas de gas natural.


Pero su viabilidad ha quedado en entredicho con los proyectiles rusos cayendo a escasos kilómetros del Bakú-Tiflis-Ceyhan (BTC), el único oleoducto en funcionamiento (desde 2005) que lleva el petróleo del Caspio al Mediterráneo sorteando Rusia. «Después del conflicto militar con Rusia, Georgia ya no puede aparecer en los mapas de gas y petróleo como una ruta de tránsito segura», declaraba recientemente Pavel K. Baev, experto del International Peace Research Institute de Oslo.